Múltiples medidas de seguridad y vigilancia para el ingreso y salida del penal de San Miguel, hacen casi imposible que una persona entre o salga sin la autorización de alrededor de quince custodios que incluso tienen el control de acceso automatizado y el registro de visitas. Lo anterior evidencia una posible colusión de trabajadores de dicho centro penitenciario en la fuga de “El Pirulí”, presunto líder de la banda delictiva responsable del asesinato de tres estudiantes de Medicina en Huejotzingo.
Además del código de vestimenta que prohíbe a los visitantes llevar o portar ropa de color caqui, para evitar que sean confundidos con la población penitenciaria, los filtros de seguridad son evidentes desde la llegada al Cereso de San Miguel que recientemente cambió de nombre al de “Centro Penitenciario de Puebla”.
Dos policías custodios en una caseta de vigilancia, es el primer filtro de seguridad al que deben enfrentarse los familiares, amigos o cualquier persona que acuda a la visita de un interno, según lo narrado por fuentes policiales.
A escasos 15 metros de distancia y después de pasar por una rampa, el segundo filtro es un módulo con cuatro policías encargados de registrar al visitante, al cual le solicitan su credencial de elector, o cualquier otro documento con fotografía que lo identifiquen, además del nombre del reo, parentesco, celda o dormitorio en el que se encuentra y área.
Luego de firmar y obtener un pase, el siguiente filtro es la “Puerta de Seguridad 1”, la cual es tipo rehilete. Su funcionamiento es electrónico y no se puede pasar a menos que el custodio encargado la active. De forma inmediata, está el área de revisión en la que existen tres cubículos cerrados, dos para mujeres y una para hombres, en cada uno de ellos, hay un custodio hombre o mujer que hace una revisión física para cerciorarse de que la visita no lleve objetos prohibidos.
En caso de llevar alimentos, ropa, medicamento o cualquier artículo para la persona privada de la libertad (PPL), en la misma área existe una barra para la revisión de los insumos, también para evitar el ingreso de droga u objetos prohibidos.
Completada la revisión, el familiar, amigo, o abogado del PPL recorre un pasillo de entre 30 y 35 metros de longitud, con cuatro puertas más de rehilete, todas distribuidas; delante de cada puerta hay al menos un policía custodio, supervisando hacia qué área se dirige la visita. Al final, hay otro cubículo de registro donde el visitante, además de poner fecha y hora de entrada, debe firmar y mostrar su gafete o permiso de acceso.
La siguiente puerta es manual y de inmediato está la rampa que da al patio donde se encuentra toda la población penitenciaria. Desde ese momento, algunos reos ya esperan a su visita, o incluso hay quienes, a cambio de una moneda, ofrecen sus servicios para guiar al visitante hacia el interno que desea ver.
En suma, alrededor de 15 custodios y más de diez cámaras ubicadas desde el área de revisión hasta el final del pasillo, son la base de la vigilancia y seguridad del comúnmente conocido como “penal de San Miguel”.
La salida del visitante requiere de los mismos filtros de seguridad, por lo que la huida o fuga de Felipe N, alias “El Pirulí”, presunto líder de la banda delictiva que el 23 de febrero de 2020 asesinó a tres estudiantes de Medicina, dos de Colombia y uno de Veracruz, México, posiblemente involucró a custodios y demás personal encargado de la vigilancia del lugar.
Fue el 24 de noviembre de 2020 que el gobernador del Estado, Miguel Barbosa Huerta anunció la captura de “El Pirulí”, de 36 años de edad.
- También puedes ver: Aparece la actriz Sherlyn en lista nominal de Izúcar, Puebla
Aunque de forma inicial se le vinculó a proceso por el homicidio de una persona afuera de una tienda en el municipio de Huejotzingo, las autoridades aseguraron que también se le investigaba por el multiasesinato de Ximena N, de 22 años de edad y José Antonio N, de 25 (ambos de Colombia e intercambio en la UPAEP), así como de Francisco Xavier N, de 22 años (de Veracruz y estudiante de la BUAP); y Josué Emmanuel N, de 28 años de edad, chofer de Uber, originario de San Lorenzo Almecatla, Cuautlancingo.
Solo dos hombres y una mujer detenidos al día siguiente del crimen, son lo que permanecen en prisión y vinculados a proceso. Se trata de Pablo de Jesús N, de 46 años; Ángel N, de 23 y Lisset N, de 22 años, todos ellos vinculados por homicidio y robo de vehículo, y cuyo proceso penal se reanudaría en este 2021 debido a la pandemia por Covid19.
