“Me reventaron el globo ocular. Con la pérdida de un ojo no es tan fácil conseguir trabajo, a donde he ido, me dicen que no, que así no me pueden aceptar, yo solo quiero sacar adelante a mi familia”, son las palabras de un guardia de seguridad privada que, a lo largo de un año, ha sufrido discriminación y rechazo por parte de diversos negocios y empresas, luego de que el 27 de diciembre de 2017, perdiera el ojo derecho tras haber sido atacado por cuatro personas que se negaron a seguir los protocolos de seguridad para ingresar al fraccionamiento, donde la víctima de 43 años, laboraba como vigilante.
Con la voz entrecortada y la desesperación a flor de piel, José Alberto Carranza Domínguez, recordó la noche en que dos hombres y dos mujeres, llegaron al fraccionamiento Cosmos, ubicado en el cruce de las calles 32 Norte Bis y 10 Oriente, donde tras montar en cólera, lo golpearon hasta el cansancio por el único hecho de haberles solicitado identificaciones para su ingreso al citado conjunto habitacional.
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Los golpes, no solo provocaron que el guardia de seguridad privada, hoy ex empleado de la empresa “Guerrero Águila S.A de C.V”, perdiera un ojo, sino también, las oportunidades de tener una mejor calidad de vida.
Y es que, de acuerdo con el entrevistado, luego de todo lo ocurrido, se quedó sin trabajo y sin el apoyo o el amparo de la empresa de seguridad privada para la cual laboraba; aunque existe una queja en Conciliación y arbitraje, dicha corporación de seguridad, hasta ahora no ha cubierto ningún tipo de indemnización. En tanto, los responsables de la golpiza, tampoco han respondido por las consecuencias de su agresión, muy a pesar de que hay una denuncia por el delito de lesiones, radicada ante el agente del Ministerio Público.
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Ante estos dos escenarios y la necesidad de sacar adelante a su familia ya que aún tiene tres hijos menores de edad que dependen de él, José Alberto decidió probar suerte y pedir trabajo en diversos negocios y empresas de la ciudad, sin embargo, ahí comenzó su calvario ya que en todos lados era cuestionado por su discapacidad.
“Siempre me decían que qué me había pasado. Les platiqué, hasta les enseñé fotos y una publicación del periódico porque la ando trayendo para darles pruebas de mi caso, pero se me han cerrado muchas puertas, me dicen que así no me pueden aceptar”, narró la víctima, quien incluso, al quedarse sin dinero, no pudo darle seguimiento a su caso, jurídicamente, ya que para ello tenía que trasladarse a Cholula y al no contar con recursos económicos, también le era imposible pagar pasajes para su traslado.
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Con un poco de suerte, el vigilante de 43 años de edad, volvió a ser contratado por otra empresa de seguridad privada, luego de que residentes del fraccionamiento Cosmos, al conocer de su situación, pidieran que fuera José Alberto, quien nuevamente se encargara de la vigilancia del lugar, para así también ayudarlo económicamente.
No obstante, aunque el guardia de seguridad se encuentra agradecido por la oportunidad y el apoyo que ha recibido de los condóminos, indicó que los 2 mil 500 pesos que gana a la quincena, no le son suficiente para la manutención de su hogar y la adquisición de los medicamentos que le recetaron de por vida.
Aseguró, que tan solo unas gotas que debería utilizar, tienen un valor de entre 700 y 800 pesos, gastos que no le son posibles cubrir. Hoy, el entrevistado solo pide ayuda y la oportunidad de tener un mejor trabajo.