“Tengo que salir a trabajar por la manutención de mis hijos, todos los días salgo con miedo de infectarme o infectarlos a ellos; cubrebocas, caretas, guantes o gel antibacterial tengo que pagarlos de mi salario, no nos dan nada”, así es como día a día, Cristina de 38 años de edad, policía auxiliar asignada a la vigilancia de un hospital de gobierno con pacientes Covid-19, sale por las mañanas para poder sobrevivir y dar el sustento en su hogar, donde ella ante la muerte de su esposo funge como padre y madre.
Con la incertidumbre de no saber si regresará sana a casa, Cristina (nombre ficticio utilizado por protección de la declarante), sale de casa con el único propósito de darle lo necesario a su familia.
Llena de sentimientos encontrados, a las 6 de la mañana la elemento de la Policía Auxiliar despierta para ponerse su uniforme, cubrebocas y todos los aditamentos necesarios para su protección.
Tras dejarles comida a sus hijos y despedirse de ellos con palabras de esperanza ante la crisis sanitaria que se vive en el mundo, la mujer de 38 años de edad, toma su mochila y parte hacia el hospital donde no sólo se enfrenta al riesgo de contraer Coronavirus, sino también al reclamo y agresiones de familiares desesperados por sus pacientes enfermos.
“Yo trabajo 24 por 24 horas dando vigilancia en un hospital, ha sido muy difícil porque la gente no acaba de entender, para ellos nosotros (los policías) somos los malos porque no los dejamos entrar a ver a su familiar, nos critican y hasta nos han golpeado, pero lo único que queremos es resguardar a los pacientes para que los atiendan como se debe, sin importar que la gente se oponga”, contó la madre de tres hijos, que años atrás pasaron por el dolor de perder a su padre.
A diario Cristina le pide a Dios no ser parte de la lista de infectados de Covid-19, pues más que su salud, su mayor preocupación es la de sus hijos, quienes en medio de la zozobra le piden que se cuide mucho.
“Mi situación es muy distinta, me mataron a mi esposo y tengo que salir a trabajar de lo que sea, esto no es muy bien pagado, pero con eso puedo salir con mis gastos; sí tengo miedo de infectarme y todos los días mis hijos me piden que me cuide, que me eche mucho gel pero aquí no nos dan nada, todo lo pagamos nosotros de nuestro sueldo, nos dan 3mil 500 pesos a la quincena, pero de ahí son alrededor de 700 pesos que tenemos que invertir para material de protección”, contó la entrevistada, quien incluso al agudizarse el número de contagios en Puebla, está considerando dejar su trabajo como policía, con tal de proteger a su familia y buscar otras opciones de sustento.
Aunque al principio la declarante no creía en la enfermedad, al ser asignada a la vigilancia de los hospitales, se convenció de la existencia del Coronavirus ya que muchos de sus compañeros también enviados al resguardo de los nosocomios donde se atienden a pacientes con Covid, han acabado contagiados.
“Sin querer, los compañeros se vuelven una segunda familia, entonces es muy feo escuchar o que te digan que un policía ya está infectado, que otro también, y lo primero que pienso es en mis hijos, espero en Dios no ser una más de esas personas, porque lo que me pagan no va a ser suficiente para que alguien más vea por ellos”, con un nudo en la garganta remató Cristina, quien pide a sus compañeros tomar la precauciones necesarias ante la pandemia del Covid-19.