La existencia de cuotas, ganancias divididas por porcentajes, así como la impericia de los propios choferes, aunado a la falta de mantenimiento en algunas unidades, son los principales factores de los accidentes en los que se ve involucrado el transporte público, consideró Jesús Ramón Ramírez Cerda de 57 años de edad y 22 años de experiencia, conductor en diferentes rutas de la ciudad de Puebla.
El 23 de diciembre del año pasado, el choque de una unidad de la Ruta 25 Nueva Visión y un vehículo particular dejó un saldo de 10 personas lesionadas, una de ellas incluso quedó prensada dentro de la unidad del transporte público.
Lo anterior sobre el bulevar Carmelitas a la altura de la avenida Casuarinas. El hecho movilizó a decenas de cuerpos de emergencia, desde agentes viales del municipio hasta paramédicos del Sistema de Urgencias Médicas Avanzadas (SUMA) en ambulancias y su camión de incidentes masivos, además de paramédicos del grupo Relámpagos de Protección Civil Municipal.
Después de atender a los lesionados, los especialistas en la medicina procedieron al traslado de las víctimas a diversos nosocomios, mientras que las unidades involucradas fueron llevadas al corralón. Aunque en este caso se dijo que el responsable fue el conductor del auto particular, un Nissan Versa, mediante peritajes se iba a determinar quien tuvo la culpa.
En este sentido, Jesús Ramón Ramírez Serna de 55 años de edad, conductor de transporte público que a lo largo de 22 años ha pasado por diferentes rutas como Libertad Cuauhtémoc, Tonantzintla, Ruta 10, San Juan Ixcaquixtla, entre otras, señaló que las causas de los accidentes en las que se ve involucrado el transporte público se debe a diversos factores, entre ellos, admitió, la falta de prudencia por parte de los choferes al momento de conducir, así como la presión de cumplir con una cuota.
“La realidad es que uno siempre anda corriendo por el pasaje, pero aquí depende de muchas cosas y de la línea de transporte público, porque hay rutas en las que el pago es por porcentaje sobre lo que hagas ese día y hay otras donde te ponen cuota y solo te dan un peso por pasajero”, señaló el entrevistado, quien hace poco dejó de trabajar como chofer de unidades colectivas ya que a pesar de que en días buenos llegaba a ganar 800 pesos, en días regulares 400 y en malos, hasta 150 pesos, a cambio de jornadas largas que iniciaban a las 6 de la mañana y concluían entre las 9 y 9:30 de la noche.
A la par, Jesús Ramón aseguró que además de la presión de cumplir con las cuotas, hay concesionarios que no se preocupan por dar mantenimiento a sus unidades, obligando a que los choferes aporten de su bolsillo para tenerlas en buenas condiciones y no sufrir algún accidente, sin embargo, hay quienes tampoco tienen dinero para poder darle mantenimiento y deben de conformarse a seguir trabajando bajo el riesgo de que la unidad sufra alguna avería o falla que pueda ocasionar un accidente, incluso fatal.
“El problema es que si te quejas y pides que te arreglen las unidades, hay concesionarios que sin tanto cuento te dicen que las lleves al mecánico y las arreglan, pero hay otros que no quieren y te dicen que eso es obligación tuya, y si te quejas luego dicen que no quieres trabajar y que si quieres laborar, es con ese camión o microbús, así como está y si no te gusta puedes buscar otro trabajo, entonces hay choferes que son tercos y así andan trabajando”, narró el entrevistado, quien recalcó que se trata de una responsabilidad y cuestión de ambos, es decir, de concesionario y chofer, no obstante, es una situación que piensa, no tan fácil va a cambiar.