A tres años de que una madre de familia fuera a violada en dos ocasiones por sus agresores en el municipio de Huauchinango y pese a que hay un sentenciado, la víctima exige a las autoridades que no se archive el caso, pues siguen libres dos de los responsables.
En 2016 inició la pesadilla para Yanelli, quien a bordo de un taxi fue violada por dos hombres, a quienes denunció y días después las autoridades lograron aprehender a uno de ellos. Desde entonces empezó a recibir amenazas para que retirara la denuncia; acudió nuevamente con la policía y le brindaron seguridad sólo por dos meses; tiempo después, unos sujetos relacionados con el detenido, entraron a su casa, la violaron por segunda ocasión, pero ahora frente de su hija y con una navaja le pusieron en el pecho la palabra “puta”.
Por lo anterior, Yanelli comparte su historia para que las autoridades poblanas amplíen la atención a las víctimas del delito y pide que les brinden seguridad a la hora de denunciar, ya que, en su caso, dicha acción hizo que la volvieran a violentar.
“La primera agresión que sufrí fue el 8 de junio del 2016, en Huauchinango, salí de mi trabajo y me dirigía a mi casa, tomé un taxi colectivo y dos calles adelante se subieron dos tipos como cualquier pasajero, pero 30 metros más adelante nos asaltaron al chofer y a mí, nos golpearon. Le preguntaron al taxista que qué más le podían dar y él respondió que nada, estos hombres le dijeron: ¿y esta joyita que traes acá, qué? Le ordenaron al taxista que se desviara a un panteón, lo amenazaron con pistolas y ahí cada uno me hizo lo que quiso”, narró.
Luego de que estos hombres la violaron, los delincuentes la amenazaron para que no denunciara, le dijeron que “si abría la boca antes de matarla le iban a dejar otro regalito”. El taxista le ofreció una disculpa por no haberla ayudado, le preguntó que, si quería, la llevaría al médico, pero ella prefirió ir a su casa para contarle a sus familiares lo ocurrido. Su familia la llevó al hospital, llamaron al Ministerio Público, pero nadie contestó, le recomendaron ir al otro día para denunciar y así lo hizo.
Fue hasta un mes después que, salió con su hermana y vio pasar una patrulla que llevaba a varios detenidos en la batea, entre ellos uno de sus violadores; luego de entrar en una crisis nerviosa, su familia la motivó a ir a la comandancia para señalarlo.
“No me confundí, era él, durante la agresión escuché su nombre, se llamaba Erik, fui a la comandancia municipal y pregunté por él, me dijeron que si era mi familiar y dije que no, que era mi violador y en la libreta de registros, ese detenido se llamaba Erik”, compartió.
Salió una orden de aprehensión, este hombre entró al reclusorio y al otro día de que fue ingresado a la cárcel, Yanelli empezó a recibir llamadas diciéndole que ya la tenían identificada.
Nuevamente fue con las autoridades y le brindaron protección sólo por dos meses, y aunque siguió el procedimiento que le indicaron, en octubre del 2017, se metieron a su casa dos hombres, le dijeron que era una estúpida por no haber retirado su demanda; la amarraron, la golpearon, la violaron enfrente de su hija de dos años y le escribieron con una navaja en el pecho la palabra “puta”. Su familia la encontró horas después, la llevaron al doctor de emergencia y derivado de la golpiza perdió la vista en un ojo y ya no puede caminar bien.
Volvió a hacer una denuncia, pero hasta el momento por la nueva agresión no hay detenidos. Desconoce cómo va la carpeta de investigación, porque cuando acude a las estancias correspondientes, le dicen que no encuentran su nuevo expediente.
Nuevamente pidió seguridad por parte de las autoridades y se la brindaron, han cesado las amenazas, pero vive con miedo, además teme por la vida de su hija ya que ella también tiene calidad de víctima, porque lo que presenció.
“Pido a las autoridades que sigan investigando, que no dejen en el olvido mi caso, yo sólo exijo justica porque denunciar era mi derecho, mi derecho de ser humano que ellos no respetaron. A pesar de que el tiempo pasó, quiero que se dé con los responsables y que se castigue, porque al único que encerraron, sólo le dieron 10 años de cárcel”, concluyó.