“Rico restaurantero asesinado a golpes”, se lee en la edición del miércoles 23 de octubre de 1974, de este diario, El Sol de Puebla, cuando informó a los lectores que la madrugada del día anterior, 22 de octubre, el restaurantero chino, José de Jesús Ley Ahumada, propietario de los restaurantes Tong Fong Lau, del Paseo Bravo, y El Progreso, fue muerto a golpes al interior de su domicilio, ubicado en la 8 Poniente 114 altos.
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El cadáver del occiso, completamente ensangrentado y sin ropa, había sido encontrado en una caja de cartón amarrada con un mantel en la zotehuela de la casa. En la cabeza presentaba diversos golpes contusos y el hueso frontal fracturado.
Las primeras hipótesis apuntaron a que el homicidio había sido pasional, porque la esposa del occiso, Eva Simuta Samayoa, tenía como amante al mesero del restaurante Tong Fong Lau.
Las primeras diligencias
Eran las 5:20 horas cuando la Inspección de Policía tuvo conocimiento del caso, y de inmediato, el agente en turno, Gabriel Guerrero Salinas, acudió al sitio para realizar las primeras diligencias.
El agente asentó que, en la entrada de la casa y en el baño, se habían encontrado manchas de sangre en la pared y en el piso, sin embargo, las de la entrada habían sido lavadas con agua. En ambos sitios también se encontraron cabellos. En la cocina se localizó sobre el piso y manchados de sangre un saco, un pantalón, una corbata, unos guantes de piel y una toalla afelpada.
En la zotehuela y debajo del lavadero, estaba otra toalla manchada de sangre y mojada. También había cajas de cartón y en una de ellas, atada con un mantel, se localizó semiflexionado el cadáver de José de Jesús.
Una vez trasladado a la sala de necropsias de la Inspección de Policía se dio fe de las lesiones que presentaba el cadáver. José de Jesús encontró la muerte al ser golpeado fuertemente en la cabeza con un arma contundente como un martillo, un tubo, o un planchón para aplanar carne. En la mano derecha se le encontraron los mismos cabellos que habían sido localizados en la casa.
La primera versión de la esposa
En el lugar de los hechos se encontraban, la esposa del occiso, Eva Simuta Samayoa, su hermano, Patrocinio Simuta Cruz, y Gerenarda Córdoba Cruz, prima de este y mesera del restaurante chino. Todos vivían en el domicilio.
Eva Simuta, quien tenía 26 años, fue quien reconoció el cadáver. Dijo que José de Jesús tenía 42 años y era originario de Guasave, Sinaloa.
Relató que su marido no tenía hora para llegar y ese día lo había visto por última vez a las 21:45 horas, llevaba puesto un saco gris y una corbata con flores. Ante las preguntas del Ministerio Público, ella dijo que no tenía problemas con su marido, pero que en el mes de marzo le fueron con chismes de que ella tenía un amante.
La esposa aseguró que él no estaba en casa cuando le dio de cenar a sus hijos y después se fue a dormir, alrededor de las 11:45 horas. Como a las 2:30 de la madrugada, escucho ruidos en la zotehuela, y le habló a su hermano y a la mesera para que la acompañaran a ver qué ocurría.
Ella creía que había entrado un ladrón, pero se percataron que en la estancia y en la cocina todo estaba en orden, al llegar a la zotehuela se dio cuenta que ahí estaban unas cajas que ella tenía acomodadas en el comedor y advirtieron que había una toalla manchada de sangre. Entonces su hermano Patrocinio, le dijo que no tocaran nada y llamaran a la Policía y a los vecinos.
Mintió en su declaración
Las declaraciones de Eva Simuta, esposa de José de Jesús, fueron inconsistentes, y una vez en las oficinas de la Policía Judicial del Estado, cambió su declaración ante el Ministerio Público.
Dijo que había mentido porque el asesino la había amenazado. Contó que se había despertado cuando escuchó un golpe con fierro y al salir a ver de qué se trataba se había encontrado el cadáver de su esposo tirado en la estancia de la casa.
Ahí estaba Raúl Armas Silva, mesero del restaurante de su marido y su supuesto amante. La mujer aseguró que este la amenazó, le dijo que si gritaba o hacia algo, la mataba a ella y a sus hijos, y por el temor de que les hiciera algo a sus pequeños se quedó callada. También dijo que Armas había perpetrado el crimen con la ayuda de dos cómplices, Francisco Tapia Silva, su primo, y Javier Vázquez Loaiza.
Añadió que Javier la tuvo amagada con una pistola en la sala, mientras Raúl y Francisco, limpiaban la sangre de pisos y paredes que había por toda la casa. Pudo ver que colocaron el cadáver de su marido en la caja y lo dejaron en la zotehuela, y los cómplices se fueron. Cuando se quedaron solos, él le dijo: “Con esto te hundes, los restaurantes van a ser míos”, entonces la obligó a acompañarlo hasta el zaguán y le dijo que una vez que él se fuera, hiciera lo que quisiera.
Asimismo, Eva confesó que fue amante de Raúl, pero desde agosto se había negado a tener cualquier trato con él porque la había amenazado con robarle a sus hijos o matar a su marido.
Autora intelectual del crimen
Las declaraciones Raúl Armas Silva, comprometieron a la esposa en el asesinato de José de Jesús Ley Ahumada, cuando este señaló a Eva Simuta, como la autora intelectual del crimen al haberle ofrecido la cantidad de 15 mil pesos por la muerte de su marido.
Armas, además afirmó, que la idea de deshacerse del cadáver de su marido fue de ella, y fue la propia Eva quien le dio una caja para que lo colocará ahí y se lo llevara a un sitio en donde lo pudiera dejar abandonado.
De acuerdo a la versión dada a conocer por la Policía Judicial, ella pretendía quedarse con los negocios del marido y por eso le ofreció dinero al amante.
Para desviar la atención de la investigación y rodear a su marido de supuesta gente de la mafia, Eva Simuta dijo que su esposo se dedicaba a falsificar billetes falsos de mil pesos y que en una ocasión ella vio como los hacían. Incluso dijo que para hacerlo, su esposa se hacía acompañar de un arquitecto del que desconocía el nombre. Sin embargo, la autoridad se dio cuenta de que todo era una distracción para intentar responsabilizar a la “supuesta mafia” por el crimen.
Resolución del caso
La Policía Judicial del Estado, a cargo del comandante Roberto González Silva, dio a conocer que la investigación fue realizada en menos de 24 horas. El mismo día por la noche ya tenían la trama del crimen y las detenciones se realizaron en la madrugada. Por la tarde se dio a conocer públicamente la solución el caso.
El jueves 24 de octubre, se informó que el asesinato de José de Jesús Ley Ahumada, propietario de los restaurantes Tong Fong Lau y el Progreso, quedó esclarecido al señalarse como responsable de los sangrientos hechos al mesero Raúl Armas Silva de 23 años de edad, y a sus dos cómplices, quienes salvajemente agredieron con tubos al restaurantero.
Se reafirmó la complicidad de Eva Simuta Samayoa, esposa del finado, en el homicidio, porque ella misma aceptó los amoríos con el asesino de su marido y admitió que se dio cuenta cuando lo estaban atacando y estuvo presente cuando intentaron esconder el cadáver en la caja.
¿Cómo ocurrió el crimen?
Raúl Armas Silva, mesero del restaurante Tong Fong Lau, llegó al domicilio ubicado en la 8 Poniente 114 altos alrededor de la una de la madrugada, acompañado por Francisco Tapia Silva y Javier Vázquez Loaiza.
Según Armas Silva, quería hablar de hombre a hombre con José de Jesús, sobre la relación que tenía con su mujer, también pretendía decirle abiertamente que ella le había ofrecido 15 mil pesos por su muerte. Él sabía que el restaurantero era karateca y por eso no se atrevió a ir solo, y se hizo acompañar por su primo, Francisco, y por su amigo, Javier.
La puerta de la propiedad esta entrecerrada y entraron sin problema. Raúl se dirigió a la habitación en donde descansaba José de Jesús y movió la puerta para abrir, cuando lo hizo esta hizo ruido y entonces se apartó.
Pronto salió José de Jesús y se abalanzó sobre él, entonces este utilizó el tubo que llevaba y lo golpeó fuertemente en la cabeza. Lo vio tambalearse y nuevamente lo golpeó. Cuando caía, Francisco, también le propinó un golpe con el tubo que él llevaba.
José quedó tirado en el suelo, pero intentó reincorporarse, entonces Raúl tomó un trapo que vio en una mesa cercana y le apretó el cuello. En ese momento salió Eva del cuarto y dijo ¿qué han hecho?, pero acto seguido mencionó que había que deshacerse del cadáver.
Ella misma les ayudó a esconder el cuerpo sin vida de su marido porque tomó la caja de cigarros Alas que había sobre una mesa de la estancia e intentaron meterlo ahí, pero como no cabía, amarraron la caja con un mantel.
Las ropas ensangrentadas del occiso fueron colocadas en el lugar de los hechos solo para despistar a la policía, porque cuando le dieron muerte a José de Jesús, este se encontraba en ropa interior.
Intentaron sacar la caja con el cadáver para ir a tirarlo lejos, para que no fuera encontrado, pero Gerenarda, la mesera, encendió la luz de su cuarto y sus planes se vieron frustrados. Solo alcanzaron a llevar la caja con el cuerpo a la zotehuela, donde fue localizado por la policía.
Posteriormente, Eva llamó a Gerenarda y a su hermano Patrocinio, y fingió no haber estado presente en los hechos. Fue cuando le hablaron a los vecinos y a la Inspección de Policía.
Trascendió que el occiso, José de Jesús Ley Ahumada, estaba casado con otra mujer en China con la que tenía dos hijas jóvenes. Él sabía que su esposa Eva le era infiel. También se supo que tenía tres cuentas bancarias y en todas estaba sobregirado.
Liberan a uno de los acusados
El miércoles 8 de abril de 1975, Javier Vázquez Loaiza, quedó en libertad tras pasar seis meses detenido en la cárcel de San Juan de Dios, inculpado por su participación en el crimen del restaurantero chino José de Jesús Lay Ahumada. La Juez Tercero de Defensa Social, dictó auto de libertad por fala de méritos a su favor.
Cuando Raúl Armas Silva, confesó su crimen, señaló como cómplices a su primo Francisco Tapia Silva, y a su amigo, Javier Vázquez Loaiza. Sin embargo, ambos negaron haber tenido alguna relación con el asesinato.
Vázquez Loaiza, era mesero de Los Colorines, y él siempre dijo que la noche y la madrugaron en que ocurrieron los hechos, él estuvo trabajando en el restaurante donde prestaba sus servicios, y durante el proceso presentó a los testigos que así lo corroboraron.