Para las familias de los desaparecidos, el dolor y la angustia de no saber cómo y dónde se encuentra su ser amado a diario se agudiza, según su dicho, por la falta de seguimiento e investigación por parte de las instancias procuradoras de justicia, de las cuales perciben, además, falta de interés y empatía, pues consideran que muchas veces las autoridades sólo se limitan a girar oficios.
“Llegué a un lugar de la Fiscalía y me dijeron que ahí no era, pedí datos y lo que me contestaron fue que ellos no podían dar informes, entonces a veces a los familiares no nos queda más que iniciar la búsqueda por uno mismo, porque ellos (ministerios públicos), desafortunadamente trabajando en ese medio, no tienen la sensibilidad y no se ponen tantito en el lugar de las personas que estamos atravesando por esta situación. Mínimo deberían de orientarnos para que nos puedan apoyar, porque de todas formas es su trabajo y por algo están ahí”, fue la queja de una mujer que desde el pasado 22 de agosto buscaba a sus hermanos de 11 y 34 años de edad, los cuales fueron vistos por última vez en San Pedro Cholula.
Aunque la búsqueda para esta mujer terminó la noche del 27 de agosto, no todos corren con la misma suerte, pues hay quienes incluso años después, siguen sin saber nada sobre el paradero de su familiar.
DESDE 2019 NO SABEN DE ELLA
Tal es el caso de Viviana Acosta Horta, de 40 años de edad, la cual desapareció la tarde del 1 de diciembre de 2019 en la colonia la Paz, cuando salió de trabajar en una casa en la que se ganaba la vida como empleada doméstica. Aunque un mes después las autoridades encontraron pertenencias de la víctima en un vehículo cerca de donde desapareció, no hay avances en las investigaciones.
“Ella trabajaba en la colonia La Paz, ahí llegó a las 8 de la mañana y salió a las 4:30 pm, de ahí no supimos más, buscamos con amigos, parientes, conocidos, pero nada, se llevó su teléfono y le marcamos pero nada. Ella tiene dos hijas, una niña de cuatro años y una joven de 22. Todo esto es frustrante, incluso hemos tenido que ir al sicólogo. Nosotros seguimos esperándola, son nueve meses que no sabemos nada de ella, estamos a la espera de resultados”, narró Beatriz, quien desde luego no pierde la esperanza de localizar a su hermana.
HAY UN DETENIDO, PERO NO HA SIDO LOCALIZADA
La tarde del 22 de diciembre de 2019, Ariana Corona Victoria, de 36 años, reportó su salida del trabajo en la zona de la Central de Autobuses de Puebla (CAPU); de acuerdo con las investigaciones de la Fiscalía General del Estado, la víctima fue vista por última vez al día siguiente, es decir ,el 23 de diciembre, en compañía de un hombre ahora identificado como su expareja sentimental, en inmediaciones del domicilio de él en la colonia San Cristóbal Tulcingo.
Es así como tras recibir la denuncia correspondiente, la Fiscalía Especializada para la Investigación y Persecución de los Delitos de Desaparición Forzada de Personas y Desaparición Cometida por Particulares inició diversas pesquisas y diligencias que fueron expuestas al juez de control a fin de solicitar orden de cateo de la casa de Ángel de Jesús N, para ahí buscar a la víctima; ni ella ni el sospechoso fueron localizados.
Fue el 1 de febrero de 2020 que las autoridades ministeriales ubicaron y detuvieron en Veracruz a Jesús N, de 29 años, quien fue vinculado a proceso y al momento, no ha querido revelar la ubicación de Ariana, cuya familia ha enfermado ante la angustia de desconocer su paradero.
“Ando muy mal de salud, igual mi esposo y ya no sabemos dónde buscarla, por dónde encontrarla. Va uno a Fiscalía y nos dicen que no hay nada, y se limitan a buscar más pruebas, pero en contra del culpable, pero nosotros queremos que aparezca mi hija, si lo dejan libre ya no me interesa, yo quiero que aparezca mi hija, he estado pensando en ir a hablar con él, pero no me dejan porque va a decir que va uno a amenazarlo, él no quiere hablar”.
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“Los de Comisión de Búsqueda están buscando, pero no han encontrado nada, se está a la espera del desahogo de pruebas, pero también en Fiscalía ya no se ve que le echen ganas en buscarla”, compartió la madre de la mujer de 36 años, cuyos hijos menores de edad siguen esperándola en casa.
TRAS CONFINAMIENTO NO SE SUPO MÁS DE ELLA
Guadalupe Marce Méndez, de 29 años de edad, estuvo cuatro meses sin trabajo debido al confinamiento por la pandemia de Covid-19; al conseguir un empleo en la junta auxiliar de San Pablo Xochimehuacán en la ciudad de Puebla, la joven salió de su natal San Salvador El Seco.
Sin embargo, el pasado 15 de agosto fue la última vez que la mujer tuvo contacto con su familia, la cual, desde entonces se ha dedicado a buscarla.
“Mi hermana consiguió un trabajo cerca de la Capu en San Pablo Xochimehuacán; al salir de la casa de un amigo y trasladarse a San Francisco Ocotlán, es cuando no ya no supimos nada más de ella; hay un chico que es su ex pareja sentimental el cual ha cambiado tres veces de versión, por lo que nosotros tenemos sospechas de él; da tres versiones distintas de los hechos y es el último que la vio. Ya le mandaron un primer citatorio, pero son tres y aún no hay una orden de aprehensión contra él”, narró un hermano de la víctima, quien aseguró que en primera instancia acudió a la Fiscalía de Puebla donde solo hicieron los oficios, los giraron y aunque les dijeron que les llamarían para darle avances de las investigaciones, jamás lo hicieron.
“Solo se hicieron los oficios, se entregaron y se guardó el folder como un escrito más. Queremos que le den seguimiento, sé que es mucho, pero es trabajo de todos y por algo tienen un salario. Hace falta que nos digan qué están haciendo y si no nos dicen, es porque tal vez no están haciendo nada”, agregó
La familia de Guadalupe, pese a la distancia de más de 2 horas con la capital poblana y la contingencia sanitaria, han acudido en diversas ocasiones a la Fiscalía de Puebla para buscar al ministerio público que lleva el caso, sin embargo, además de encontrar una respuesta poco satisfactoria, la última vez que acudió le dijeron que el encargado de la investigación estaba de “descanso” y lo iban a contactar con otro licenciado, pero tampoco ocurrió.
“Es desgastante, ya fuimos muchas veces pero el licenciado que lleva el caso no estaba, después marqué y me dijeron que había descansado, que me iban a poner en contacto con otra persona y no lo hicieron, entonces es ahí donde es un poco estresante, porque no nos mantienen informados de cómo va esto. Sabemos que tienen mucho trabajo, pero todos necesitamos el trato correspondiente”, dijo el entrevistado, quien señaló que falta sentido común, comunicación y solidaridad de los servidores públicos con las personas que tienen familiares desaparecidos.
Es así como la familia de Viviana, Ariana y Guadalupe, atraviesan por la misma situación, es decir, la falta de interés y empatía por parte de las autoridades. Su única esperanza es que un día aparezcan sus consanguíneos.
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