"Era mi compañera de vida", con lágrimas en los ojos, la señora Mónica, abuela de Monserrat, recuerda el crimen de la niña de 12 años, asesinada hace trece días cuando se encontraba afuera de la tienda, cuyo local rentan sus abuelos en la junta auxiliar de San Juan Raboso, perteneciente al municipio de Izúcar de Matamoros. La familia pide que el crimen no quede impune.
El exyerno de Mónica fue detenido como presunto responsable del ataque a balazos donde perdió la vida la menor, aunque continúa prófugo un cómplice, pues aquel día, según los afectados, fueron dos hombres a bordo de una motocicleta, quienes perpetraron la agresión en contra de la familia.
La abuela de “Monse”, como le decían de cariño sus familiares, recuerda que aquella noche del sábado 9 de enero, ella se encontraba sentada en una silla casi al filo de la cortina de la miscelánea, a unos cuantos metros de su vivienda; estaba acompañada de su hijo, su hija, su yerno, así como su esposo que despachaba en la parte trasera del mostrador y sus dos nietos, incluida Monserrat. El reloj marcaba las 20:20 horas, cuando dos sujetos que cubrían su rostro con pasamontañas llegaron al lugar a bordo de una motocicleta.
Uno de los agresores sacó de entre su ropa una pistola y la descargó en al menos 10 ocasiones en contra de los presentes; prueba de ello son los impactos que se pueden ver en diferentes partes de la tienda de la familia, varios de los cuales atravesaron productos, estantería, refrigeradores y puerta, este último fue el que alcanzó la espalda de “Monse”.
“Yo al escuchar el estallido me levanté y agarré de las manos a mi nieto de 3 años, mi yerno gritó que nos metiéramos porque era una balacera, por lo que todos llegamos hasta el baño”, señaló.
Ya estando en el cuarto, se dio cuenta que los disparos tuvieron una pausa, por lo que les gritó a todos que salieran del baño y se refugiaran en el patio trasero; logró salir su yerno, su hija y su hijo con una herida de bala en el pie, sin embargo, Monserrat recibió un disparo a la altura de pulmón justo cuando estaba por ponerse a salvo.
Unos pasos adelante le dijo a su tío Hernán: “creo que ya me dieron”, posteriormente se desvaneció y cayó en los brazos del hombre.
“Mi yerno le decía que no cerrara los ojos, que aguantara; suspiró dos veces y después falleció”, puntualizó con un gesto de tristeza su abuela.
Fue Juan, su abuelo, quien levantó a la niña y pidió auxilio a los vecinos para trasladarla al hospital y recibir atención inmediata, en ese instante llegaron paramédicos, quienes que indicaron que el traslado ya no era necesario, pues la pequeña ya no contaba con signos vitales.
En tanto, los responsables huyeron con rumbo a Izúcar de Matamoros.
Al ser entrevistado por este medio, Juan declaró que no ha tenido problemas con nadie en el pueblo, únicamente con su exyerno, esposo de su segunda hija, quien en muchas ocasiones lo amenazó de muerte, derivado de problemas maritales y la posterior separación entre su hija y el sujeto.
Inclusive, con pistola en mano, una ocasión intentó dispararle a Juan; pese a que denunció los hechos en las oficinas de la Fiscalía General del Estado (FGE), fue liberado por falta de pruebas.
El pasado domingo, la familia se sorprendió al enterarse del arresto de Gustavo N, el exyerno, quien de acuerdo con las autoridades estatales, estaría involucrado en la agresión a la familia y la muerte de la menor el pasado 9 de enero, sin embargo, será la Fiscalía de Puebla quien realice las investigaciones correspondientes. No obstante, el otro implicado continúa prófugo de la justicia.
SERÁ UNA PÉRDIDA IRREPARABLE: ABUELA
"Era mi compañera de vida", dijo con lágrimas en los ojos, la señora Mónica, abuela de Monserrat. Agregó que la muerte de la pequeña es una pérdida irreparable con la que tendrán que aprender a vivir el resto de sus vidas.
En entrevista para este medio, la abuela de “Monse” recordó cómo la niña de 12 años le ayudaba a recoger los pedidos de Avon, actividad que realizaba para solventar los gastos de su casa y poder ayudar a sus hijas.
Asimismo, Mónica refiere que incluso, en ocasiones la menor le ayudaba a lavar la ropa: "yo lo termino abuelita, ya te ves cansada", rememoró y agregó que siempre la quería ayudar con una sonrisa en el rostro.
Recordó que el día del nacimiento de Mónica Monserrat, ella y su hija viajaban en la colectiva camino al hospital. En la unidad iniciaron conversación con una mujer enferma, quien señaló que ella se había encomendado a la virgen de Monserrat para sanar todos los males que le aquejaban. En ese momento, las mujeres decidieron que sería el nombre de la pequeña que venía en camino: Mónica Monserrat, el primero de ellos en honor a su abuela.
Con un nudo en la garganta y limpiándose las lágrimas de los ojos, la mujer pide que las autoridades investiguen el hecho y se dé castigo al responsable de acabar con la vida de su nieta. "Nosotros no nos metemos con nadie, no tenemos problemas con la gente, no se vale que le haya pasado esto a mi chiquita", finalizó.
LLEVAN CRUZ DE “MONSE” AL CAMPOSANTO
Entre cánticos y un camino de flores, la tarde del pasado miércoles fue llevada por familiares y amigos la cruz de Monserrat hacia el panteón en dónde descansan sus restos.
Globos, arreglos florales y el estruendo de los cuetes a su paso, acompañaron el viaje de los deudos hasta el camposanto, donde despidieron a Monserrat, quien fue ultimada por una bala que se impactó en su espalda cuando intentaba huir.
Los presentes esperan que pronto puedan obtener justicia por el crimen de la menor, sin embargo, saben que, ni siquiera eso, podrá dejarlos vivir en paz.
(Bruno Flores | El Sol de Puebla)