“Está cabrón, ahora resulta que sales a trabajar y regresas muerto”, señaló Juan Manuel, un exchofer de la Ruta 68 que migró a manejar un taxi luego de los dos asaltos de los que fue víctima; sin embargo, a un año del cambio, parece que no le favoreció, pues ha sufrido otros dos atracos a punta de pistola.
Juan Manuel, de 24 años, sufrió dos asaltos como conductor de la Ruta 68. El primero de ellos ocurrió alrededor de las 8 de la noche a la altura de las instalaciones de la Cruz Roja Mexicana, donde cuatro hombres amagaron con armas de fuego, tanto a él como a los pasajeros de la unidad; recuerda que en esa primera ocasión los ladrones lo despojaron de la cuenta del día: aproximadamente mil 800 pesos, un teléfono celular y las monedas de su despachador, además de todas las pertenencias de los usuarios; los sujetos huyeron como en la mayoría de los robos.
Unos meses después, Juan Manuel de nueva cuenta fue asaltado a bordo de la misma unidad, pero en inmediaciones del Mercado Morelos cerca de las 22:00 horas. El hecho fue casi la calca del primero, aunque en esta ocasión participaron cuatro varones y una mujer; los ladrones huyeron con el botín en manos hacia Xonaca.
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En tan sólo tres años, el joven conductor fue víctima de la delincuencia, un par de veces. Por lo anterior, volteó su mirada hacia un vehículo de alquiler, en donde pensó que el riesgo de trabajo sería menor, no obstante, se equivocó.
Ya con las manos en el taxi, Juan abordó a un hombre, -que según dijo- no parecía en absoluto ser un ladrón, pues vestía formal. El supuesto pasajero le pidió que lo llevara a la colonia Miguel Hidalgo, para cuando llegaron al destino, el sujeto lo encañonó y lo desapoderó de sus pertenencias.
Para colmo de males, la última vez que sufrió un robo fue a manos de una mujer acompañada de su hijo de unos 10 años. La usuaria le solicitó un viaje al Mercado Hidalgo; cuando arribaron, el pequeño abrió la puerta trasera de la unidad y echó a correr, en ese instante, la asaltante sacó un arma de fuego y esculcó las bolsas del conductor, por lo que logró robarle aproximadamente 800 pesos y su teléfono celular, además, quitó las llaves del encendido del automóvil y las arrojó a un terreno para evitar que Juan la persiguiera.
Respecto al crimen de un compañero de gremio suscitado el pasado martes por la madrugada, opinó que es una desgracia cuando las personas intentan ganarse la vida dignamente y a cambio son asesinadas por otros que buscan dinero fácil.
A pesar de los constantes robos, Juan Manuel continúa con su labor como taxista ya que sus dos hijos de cinco y dos años de edad, además de su esposa, dependen de él, por lo que todos los días debe salir a ganarse la vida “ruleteando por las calles”.
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