/ martes 2 de julio de 2024

Falso incendio en el Cine Variedades deja dos niños muertos | Archivo Rojo

Fue en 1947 cuando el grito imprudente de un desconocido provocó pánico colectivo y la gente salió en estampida para salvar sus vidas

Al grito de, ¡fuego!, fuego!, ¡se quema el cine!, centenares de personas que se encontraban en la matiné del Cine Variedades corrieron en estampida hacia diferentes direcciones provocando atropellos, gritos y confusión, mientras los cuerpos de dos infantes yacían inertes en el piso.

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“¡Catástrofe en un cine de la ciudad! Ocurrió en la matiné del ´Variedades´. Dio un criminal la voz de ¡fuego! y la multitud, enloquecida, mató a dos personas e hirió gravemente a otras catorce”, es el encabezado de la publicación de El Sol de Puebla, que oportunamente informó a la sociedad de lo ocurrido el lunes 21 de julio de 1947.

A la voz de ¡fuego!

Era la mañana del domingo 20 de julio, y como era costumbre, el Cine Variedades, que se ubicaba en la calle 2 Poniente 304, estaba pletórico de espectadores. Lo mismo el Cine Coliseo, otro sala de proyecciones de grandes dimensiones, que se encontraba a un costado.

Alrededor de las 12 horas, el grito imprudente de un desconocido provocó pánico colectivo en el Cine Variedades; el instinto de supervivencia se activó y los asistentes corrieron por sus vidas para alcanzar la salida más próxima. Otras personas, por dar aviso o por maldad, hicieron lo mismo en el Coliseo, pero de ahí, la gente salió sin mayores percances.

En medio de la confusión, las madres vivieron momentos de angustia al no poder encontrar a sus hijos entre la muchedumbre. Mientras los adultos, sin reparar, arrollaban cruelmente a los pequeños que eran arrojados al piso por la multitud.

Magullados, heridos y casi asfixiados, la mayoría de los espectadores adultos logró salir del cine y ponerse a salvo. Pero los menores no corrieron con tanta suerte, el saldo trágico que arrojó el grito de ¡se quema el cine!, fue de dos niños muertos y diez más, gravemente heridos.

Muertos y heridos

Al recibir el aviso de la tragedia, la Cruz Roja mandó de inmediato dos ambulancias que trasladaron a los heridos al Hospital General Benito Juárez.

Gravemente herida, se encontraba la niña María del Pilar Terreros, presentaba innumerables golpes contusos y síntomas de asfixia. Fue trasladada al Hospital Juárez, en donde murió a las 12:50 horas. Era hija de Vicente Terreros y María Miramontes, con domicilio en la calle 24 Oriente 202, interior 7.

Un niño de alrededor de 14 años y del que no se supo su nombre, resultó muerto por la estampida. A las 14:30 horas fue conducido al anfiteatro del Panteón Municipal para su autopsia. Después fue exhibido en la sección médica de la Inspección General de Policía para su identificación.

Entre los heridos, estaba la señora Teresa Hernández de dieciséis años, quien se encontraba en estado de gestación y fue internada en el pabellón de maternidad, porque alumbró prematuramente.

Con veinte años, Soledad Aguilar, presentó varios traumatismos y síntomas de asfixia; la señorita María Luisa Rosas, de veinticuatro años, estaba gravemente golpeada; y Aurora González, de cuarenta y dos años, tenía golpes contusos en diferentes partes del cuerpo. Mientras que tres infantes, tenían numerosos golpes en el cuerpo: Isabel González, de seis años; César Aguilar de nueve años; y José González, también de nueve años.

Otras personas que resultaron lesionados en el incidente prefirieron acudir a instituciones particulares o simplemente optar por retirarse a sus domicilios. Como es el caso de la señora Castañeda, quien acudió a la matiné con dos de sus hijos, y terminó gravemente herida en su domicilio, en la 14 Norte 1802.

Fueron muchos los aporreados que sufrieron sofocaciones ya en el vestíbulo del cine, en donde se les proporcionó respiración artificial, de acuerdo a los primeros auxilios en caso de asfixia.

Los bomberos también habían recibido la llamada de auxilio y se presentaron en el cine a las 12:45 donde se les informó que había sido una falsa alarma.

Magullados, heridos y casi asfixiados, la mayoría de los espectadores adultos logró salir del cine y ponerse a salvo. Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

Indignación social

La noticia falsa de que se había incendiado el cine corrió como reguero de pólvora en la ciudad, razón por la que los familiares de las personas que habían acudido a la matiné, corrieron al recinto en busca de sus parientes.

De la misma forma, muchos curiosos se acercaron a los cines para saber lo que había ocurrido, más terminaron indignándose al conocer la verdad de los hechos.

El entonces administrador de los Cines de Puebla, S.A., Alfonso Tagle, declaró que:

Alguien gritó ¡fuego! La gente salió corriendo. La aglomeración que se produjo en la salida fue indescriptible. Se produjeron daños entre los concurrentes, sin que hubiera ningún fundamento de pánico, porque la alarma fue falsa. Se encendieron las luces, las puertas de emergencia funcionaron bien, y pronto el público regresó a la sala, no saliendo hasta que ya normalmente, se terminó la función

Asimismo informó que muchas butacas del cine fueron destrozadas y las barandillas de los balcones sufrieron daños, lo mismo que las puertas.

Averiguaciones y declaraciones

Los Servicios Secretos y agente especiales de la Inspección General de Policía, hicieron las averiguaciones pertinentes para dar con el sospechoso y darle un escarmiento por poner en peligro a la sociedad. Hicieron detenciones de individuos a los cuales se les tomó la su declaración, pero no informaron de ello para no entorpecer la labor policíaca.

Lamentablemente, el sujeto que provocó la desgracia no fue localizado porque se escapó entre la concurrencia, pero se sospechó que no había actuado solo.

Una persona que estaba en la zona de balcones, cayó al lunetario al desprenderse el barandal, y resultó ilesa ante el asombro general. De acuerdo con la declaración de esta persona el grito de alarma provino de la zona de balcones del Cine Variedades. En su opinión, la voz que dijo: ¡se quema el cine!, salió de un grupo de individuos que había llegado tarde a la función y quería sentarse cómodamente. Nunca se imaginaron que sería de fatales consecuencias.

La policía estaba indignada y muy interesada en detener a los culpables, y afirmó:

“El criminal no tiene nombre. Es una salvajada y no existen palabras para expresar las intenciones delictuosas de dichos individuos. Es delito incalificable y lamentamos decir que todo se debió a una falsa alarma de fuego, que es la mayor estupidez de una guasa criminal”, se lee en la publicación.

Era la mañana del domingo 20 de julio de 1944 y como era costumbre, el Cine Variedades, estaba pletórico de espectadores. La imagen muestra el aspecto del interior del cine en marzo de 1969, cuando fue reinaugurado con la más moderna tecnología. Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

Versión oficial y llamamiento a la ciudad

La versión exacta de los hechos es que el sujeto junto un buen tanto de papel al que le prendió fuego en una de las galerías, y cuando la llama cobró fuerza, desaforadamente gritó: ¡fuego!, fuego!, ¡se quema el cine!

“No podemos guardar silencio. No debemos. Pedimos a los poblanos, de cualquier condición o estado, que cooperen para descubrir quien cometió ayer el delito de intento de asesinato colectivo. El de los millares de personas que pacíficamente, confiadas, presenciaban la proyección de la película (…) Es necesario que tal malvado, o tal enfermo, aparezca (…) Debe ofrecerse una recompensa a quién de la pista o el nombre del criminal, o del perturbador, en este caso criminal inconsciente y quizá más peligroso”, se lee en un llamamiento que la sociedad civil hizo a la autoridad del estado, y que fue publicado en este diario el lunes 21 de julio de 1947.

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Al grito de, ¡fuego!, fuego!, ¡se quema el cine!, centenares de personas que se encontraban en la matiné del Cine Variedades corrieron en estampida hacia diferentes direcciones provocando atropellos, gritos y confusión, mientras los cuerpos de dos infantes yacían inertes en el piso.

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“¡Catástrofe en un cine de la ciudad! Ocurrió en la matiné del ´Variedades´. Dio un criminal la voz de ¡fuego! y la multitud, enloquecida, mató a dos personas e hirió gravemente a otras catorce”, es el encabezado de la publicación de El Sol de Puebla, que oportunamente informó a la sociedad de lo ocurrido el lunes 21 de julio de 1947.

A la voz de ¡fuego!

Era la mañana del domingo 20 de julio, y como era costumbre, el Cine Variedades, que se ubicaba en la calle 2 Poniente 304, estaba pletórico de espectadores. Lo mismo el Cine Coliseo, otro sala de proyecciones de grandes dimensiones, que se encontraba a un costado.

Alrededor de las 12 horas, el grito imprudente de un desconocido provocó pánico colectivo en el Cine Variedades; el instinto de supervivencia se activó y los asistentes corrieron por sus vidas para alcanzar la salida más próxima. Otras personas, por dar aviso o por maldad, hicieron lo mismo en el Coliseo, pero de ahí, la gente salió sin mayores percances.

En medio de la confusión, las madres vivieron momentos de angustia al no poder encontrar a sus hijos entre la muchedumbre. Mientras los adultos, sin reparar, arrollaban cruelmente a los pequeños que eran arrojados al piso por la multitud.

Magullados, heridos y casi asfixiados, la mayoría de los espectadores adultos logró salir del cine y ponerse a salvo. Pero los menores no corrieron con tanta suerte, el saldo trágico que arrojó el grito de ¡se quema el cine!, fue de dos niños muertos y diez más, gravemente heridos.

Muertos y heridos

Al recibir el aviso de la tragedia, la Cruz Roja mandó de inmediato dos ambulancias que trasladaron a los heridos al Hospital General Benito Juárez.

Gravemente herida, se encontraba la niña María del Pilar Terreros, presentaba innumerables golpes contusos y síntomas de asfixia. Fue trasladada al Hospital Juárez, en donde murió a las 12:50 horas. Era hija de Vicente Terreros y María Miramontes, con domicilio en la calle 24 Oriente 202, interior 7.

Un niño de alrededor de 14 años y del que no se supo su nombre, resultó muerto por la estampida. A las 14:30 horas fue conducido al anfiteatro del Panteón Municipal para su autopsia. Después fue exhibido en la sección médica de la Inspección General de Policía para su identificación.

Entre los heridos, estaba la señora Teresa Hernández de dieciséis años, quien se encontraba en estado de gestación y fue internada en el pabellón de maternidad, porque alumbró prematuramente.

Con veinte años, Soledad Aguilar, presentó varios traumatismos y síntomas de asfixia; la señorita María Luisa Rosas, de veinticuatro años, estaba gravemente golpeada; y Aurora González, de cuarenta y dos años, tenía golpes contusos en diferentes partes del cuerpo. Mientras que tres infantes, tenían numerosos golpes en el cuerpo: Isabel González, de seis años; César Aguilar de nueve años; y José González, también de nueve años.

Otras personas que resultaron lesionados en el incidente prefirieron acudir a instituciones particulares o simplemente optar por retirarse a sus domicilios. Como es el caso de la señora Castañeda, quien acudió a la matiné con dos de sus hijos, y terminó gravemente herida en su domicilio, en la 14 Norte 1802.

Fueron muchos los aporreados que sufrieron sofocaciones ya en el vestíbulo del cine, en donde se les proporcionó respiración artificial, de acuerdo a los primeros auxilios en caso de asfixia.

Los bomberos también habían recibido la llamada de auxilio y se presentaron en el cine a las 12:45 donde se les informó que había sido una falsa alarma.

Magullados, heridos y casi asfixiados, la mayoría de los espectadores adultos logró salir del cine y ponerse a salvo. Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

Indignación social

La noticia falsa de que se había incendiado el cine corrió como reguero de pólvora en la ciudad, razón por la que los familiares de las personas que habían acudido a la matiné, corrieron al recinto en busca de sus parientes.

De la misma forma, muchos curiosos se acercaron a los cines para saber lo que había ocurrido, más terminaron indignándose al conocer la verdad de los hechos.

El entonces administrador de los Cines de Puebla, S.A., Alfonso Tagle, declaró que:

Alguien gritó ¡fuego! La gente salió corriendo. La aglomeración que se produjo en la salida fue indescriptible. Se produjeron daños entre los concurrentes, sin que hubiera ningún fundamento de pánico, porque la alarma fue falsa. Se encendieron las luces, las puertas de emergencia funcionaron bien, y pronto el público regresó a la sala, no saliendo hasta que ya normalmente, se terminó la función

Asimismo informó que muchas butacas del cine fueron destrozadas y las barandillas de los balcones sufrieron daños, lo mismo que las puertas.

Averiguaciones y declaraciones

Los Servicios Secretos y agente especiales de la Inspección General de Policía, hicieron las averiguaciones pertinentes para dar con el sospechoso y darle un escarmiento por poner en peligro a la sociedad. Hicieron detenciones de individuos a los cuales se les tomó la su declaración, pero no informaron de ello para no entorpecer la labor policíaca.

Lamentablemente, el sujeto que provocó la desgracia no fue localizado porque se escapó entre la concurrencia, pero se sospechó que no había actuado solo.

Una persona que estaba en la zona de balcones, cayó al lunetario al desprenderse el barandal, y resultó ilesa ante el asombro general. De acuerdo con la declaración de esta persona el grito de alarma provino de la zona de balcones del Cine Variedades. En su opinión, la voz que dijo: ¡se quema el cine!, salió de un grupo de individuos que había llegado tarde a la función y quería sentarse cómodamente. Nunca se imaginaron que sería de fatales consecuencias.

La policía estaba indignada y muy interesada en detener a los culpables, y afirmó:

“El criminal no tiene nombre. Es una salvajada y no existen palabras para expresar las intenciones delictuosas de dichos individuos. Es delito incalificable y lamentamos decir que todo se debió a una falsa alarma de fuego, que es la mayor estupidez de una guasa criminal”, se lee en la publicación.

Era la mañana del domingo 20 de julio de 1944 y como era costumbre, el Cine Variedades, estaba pletórico de espectadores. La imagen muestra el aspecto del interior del cine en marzo de 1969, cuando fue reinaugurado con la más moderna tecnología. Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

Versión oficial y llamamiento a la ciudad

La versión exacta de los hechos es que el sujeto junto un buen tanto de papel al que le prendió fuego en una de las galerías, y cuando la llama cobró fuerza, desaforadamente gritó: ¡fuego!, fuego!, ¡se quema el cine!

“No podemos guardar silencio. No debemos. Pedimos a los poblanos, de cualquier condición o estado, que cooperen para descubrir quien cometió ayer el delito de intento de asesinato colectivo. El de los millares de personas que pacíficamente, confiadas, presenciaban la proyección de la película (…) Es necesario que tal malvado, o tal enfermo, aparezca (…) Debe ofrecerse una recompensa a quién de la pista o el nombre del criminal, o del perturbador, en este caso criminal inconsciente y quizá más peligroso”, se lee en un llamamiento que la sociedad civil hizo a la autoridad del estado, y que fue publicado en este diario el lunes 21 de julio de 1947.

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