Después de haber matado con 26 balazos y cuatro puñaladas a su vecino en Francisco Sarabia, en el municipio de Ocoyucan, este jueves, el presunto responsable del crimen, por fin recibió sentencia condenatoria de 31 años y tres meses de prisión.
La familia del occiso dijo sentirse aliviada ya que gracias al criterio de la juez de enjuiciamiento, el acusado no volverá a hacer daño a otras personas pues, señalan, no sólo se decía ser intocable sino también mantenía aterrorizada a la comunidad.
En entrevista, Raymundo Emilio Vargas y Mariana Costa Ortiz, asesores legales de los dolientes, explicaron que el acusado de homicidio calificado es Héctor Celestino N, de 55 años de edad, quien el 3 de noviembre de 2021, durante uno de los festejos de la temporada de “muertos”, agredió a quien fuera vecino, el señor Marcos Abraham de 68 años.
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Aquel día, cuentan los litigantes, el hoy sentenciado disparó en 26 ocasiones contra el sexagenario, y una vez que este cayó al piso, lo apuñaló en cuatro ocasiones, sumando un total de 30 heridas.
Tras los hechos, Héctor Celestino se dio a la fuga. Una vez librada la orden de aprehensión correspondiente, el 21 de febrero de 2022, el sospechoso fue ubicado y detenido en el Metro en la Ciudad de México.
Luego de su captura, el presunto homicida fue trasladado a Puebla ante la autoridad que lo requería.
Mediante la exposición de diversas pruebas por parte de la agente del Ministerio Público Vianney Sinnai Vicente Güevara, adscrita a la Coordinación Especializada en Investigación de Homicidios Dolosos, el 31 de octubre de 2024, la juez del Tribunal Enjuiciamiento, Lizeth del Carmen Tueba, halló culpable al asegurado.
Este jueves, a las 17 horas comenzó la audiencia de individualización de sentencia; varias horas después, ya por la noche, la juzgadora emitió su fallo en el que determinó imponer a Héctor Celestino una condena de 31 años y tres meses de prisión.
Por su parte, familiares de la víctima consideraron que en esta ocasión es de reconocer el trabajo tanto de la juez como de la ministerio público, ya que se apegaron a la ley, aunado a la labor de los asesores legales.
Ante esta condena, la comunidad de Francisco Sarabia podrá estar más tranquila, refiere la doliente, pues el detenido y sus familiares han obligado a varias personas a cambiar de residencia.
“Al fin se hizo justicia porque estas personas estaban acostumbradas a hacer de las suyas, a mucha gente la sacaron del pueblo pero esta vez al fin se pudo hacer justicia. La tranquilidad no solo llegó a mi familia sino también a la comunidad”, expresó la doliente.