* Fue regresado al penal de San Miguel el pasado lunes parapagar por la muerte de “El Mongol”
(Segunda de dos partes)
Convertido en un hombre de la tercera edad, tras cumplir su condena de 34 años de cárcel por el crimen de cuatro militares registrado en 1983, fue trasladado al penal de San Miguel en 2017, Jorge Pellegrini Poucel, quien en ese entonces era capitán de la Policía Federal de Caminos. El peligroso multihomicida ahora compurgará una pena que tiene pendiente por la muerte de un recluso apodado “El Mongol”.
En la entrega anterior se mencionó los hechos en los que Pellegrini Poucel coparticipó en la muerte de cuatro elementos castrenses, por lo que fue recluido en el penal de San Miguel tras recibir una sentencia superior a los 30 años de cárcel.
PRIMERA PARTE: Jorge Pellegrini, historia de muerte y horror (Primera de dos partes)
En 1988 comenzaron a registrarse disturbios dentro del penal, que en ese momento buscaba controlarlo el interno Alejandro Miguel Morales Enríquez, alías “El Mongol”, un miembro de la banda de “Los Pitufos” de la conocida 22 Poniente, en el barrio de San Antonio, quien fue detenido y sentenciado por violación y homicidio.
El mencionado sujeto, en una de las reyertas, fue asesinado y el crimen fue atribuido a Jorge Pellegrini Poucel. La leyenda dice quela víctima fue descuartizada y que algunas partes del cuerpo fueron colocadas en los alimentos de la población carcelaria –la cabeza nunca apareció- y el resto enterrado en la celda del acusado. Por la muerte de “El Mongol”, Pellegrini Poucel fuere ubicado al Centro de Readaptación Social Número Uno “El Altiplano”, ubicado en el municipio de Almoloya de Juárez, en el Estado de México.
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Después de 34 años, la semana pasada, tras cumplir en aquella prisión de máxima seguridad su sentencia por la muerte de los militares; el hombre de 70 años de edad, regresó a la ciudad de Puebla, nuevamente al Cereso de San Miguel, ahora para pagar por la muerte de “El Mongol” que había ejecutado en complicidad con el multihomicida Florentino Fajardo –sentenciado a casi 70 años de prisión por cinco asesinatos y un intento.
Según una leyenda que sigue siendo un misterio, Pellegrini y Fajardo descuartizaron a “El Mongol”, y antes de darlo en la comida para el resto de la población reclusa, sin que ellos se enteraran, el multihomicida se comió su corazón frente a algunos incrédulos reos.
Lo que si obra en los archivos de EL SOL DE PUEBLA, versiones periodísticas escritas por el reportero de esta casa editora, Alfonso Molina Camacho, se tiene documentado que a principios del mes de marzo del 1988, comenzaba a vislumbrarse problemas en el penal, se hablaba del tráfico de drogas, alcohol y prostitución, todo controlado por un grupo reducido de internos.
Esto le costó el puesto a tres directivos, hasta que en el mes de junio, para ser exactos el día 6, se registró un motín específicamente en la zona de sentenciados pero algo aún más grave se desarrollaba en el dormitorio “F”, donde estaba asignado Pellegrini Poucel.
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Tras la revuelta, se formó una “Comisión Negociadora”, encabezada precisamente por el capitán Pellegrini, la cual se mantuvo atrincherada por una semana y aunque se hablaba de lesionados y dos internos desaparecidos: Lucio Herrera Galindo y Alejandro Miguel Morales Enríquez. El primero apareció sano y salvo en el dormitorio “D”, sin embargo, el segundo, finalmente confesaron sus homicidas que lo habían asesinado y destazado, enterrando sus restos en la celda de Pellegrini, otro tanto arrojado al drenaje. Lo cierto es que la cabeza nunca apareció.
Lo anterior le valió al capitán Pellegrini Poucel su traslado al penal de Almoloya, donde destacó como dibujante a lápiz de desnudos. Tras cumplir con su sentencia, el septuagenario ha retornado al Cereso de San Miguel, donde sigue siendo un mito las historias de muerte y horror de las que se dice fue el principal protagonista.