“La familia sufre por nuestra ausencia pero no podemos dejar a la ciudadanía, tenemos que cuidarla y protegerla, ese es nuestro deber”, bajo ese lema a lo largo de 15 años, cada 24 y 31 de diciembre, Rogelio ha tenido que dejar a su familia para pasar Navidad y Año Nuevo en la calle, vigilando que no se cometa algún delito y arriesgando su vida al enfrentar a delincuentes. A pesar de los riesgos y del miedo de volver a contagiarse de Covid-19, enfermedad de la cual el agente policiaco de Puebla salió avante.
Rogelio es un elemento que desde niño supo que su lugar era en las filas policiales, pues su padre también trabajó en diversas corporaciones policiacas de la entidad.
Sus días tienen hora de comienzo a las 7 de la mañana, sin embargo, no sabe si tendrá hora de salida o si sus jornadas debido a la carga laboral, deberán extenderse.
A pesar de lo anterior y de que incluso estuvo en cuarentena, ya que en el trabajo se contagió de Covid-19, su sentido de responsabilidad y el llamado a proteger a la ciudadanía, sobresale. A veces, como cada año también debe sacrificar los momentos de convivencia con su familia.
“Es poco el tiempo que paso con la familia, en ocasiones en estas fechas llego ya al otro día de los festejos pero vale la pena porque es para cuidar de la ciudadanía, no la podemos dejar sola, tenemos la camiseta bien puesta, incluso hacemos colecta entre los compañeros, ya sea de comida o de juguetes y lo repartimos entre los niños de la calle. Uno escogió este trabajo, me gusta y es nuestra responsabilidad proteger a la población”, comentó el entrevistado, quien pidió no revelar la corporación para cual labora.
DEJAR CONVIVENCIA POR ATENDER A PACIENTES
Ángel Mendoza Oliver, de 43 años de edad, no comparte el mismo uniforme que Rogelio, pero ambos tienen algo en común, el sentido del deber, de ayudar y proteger a las personas dando lo mejor de su empeño, dejando atrás horas de plática con la familia, esposa, hijo, novia o cualquier otro ser querido.
Para este especialista en rescate de Alta Montaña y Técnico en Urgencias Médicas (TUM’s), se trata de un hecho y una situación complicada, pues mientras mucha gente se divierte con su familia, él, al igual que otros compañeros, debe prepararse y salir a montar guardia para brindar auxilio ante cualquier situación de emergencia.
“Es algo difícil porque mientras una persona ‘normal’ se prepara el 24 y 31 de diciembre para ir a su casa a festejar y a pasarla bien con su familia, uno se prepara poniéndose el uniforme, el equipo, las cosas que vamos a utilizar para hacer guardia en Cruz Roja. No es una Navidad o Fin de Año normal”, comentó Ángel, quien lleva ocho años prestando sus servicios para la Delegación Puebla.
El rescatista de Alta Montaña, compartió que aunque a veces tratan de hacer una cena entre colegas, como hermandad ya que en Cruz Roja todos son como una familia, lo anterior no se puede, pues de repente salen servicios, llamadas de emergencia que atender y aún más, en estas fechas.
“Hace un año, el 1 de enero de 2019 me tocó descansar ese día, sin embargo, a las 5 de la mañana me levantaron para activar el protocolo de búsqueda por una persona que resbaló y cayó en la cumbre de La Malinche; en ese momento es activar todo el grupo para que nos den el apoyo porque son voluntarios. Uno piensa que puede descansar, pero resulta que no es así, todo se trata de convicción, de saber que tenemos que sacrificar familia e incluso dejar la comodidad del descanso, pero estamos totalmente convencidos de que es para ayudar a otras personas y lo hacemos con entusiasmo”, narró Ángel, quien también está consciente de que será algo distinto y deberá redoblar medidas de seguridad para no exponerse él y su familia a un contagio por Covid-19.
Ante tal situación, el especialista de la medicina y experto en rescate hizo un llamado a la ciudadanía poblana para cuidarse, no salir de casa y protegerse, pues aunque están para ayudar, lo menos que quieren en esta fechas, es tener que dar malas noticias a familiares y ver morir a otras personas.