Olivia Verónica y Miguel Ángel perdieron a su hija derivado de una supuesta negligencia médica cometida por parte de una doctora del Hospital General del Norte que se negó a internarla a tiempo; aunque los hechos ya fueron denunciados ante la Fiscalía General del Estado de Puebla, la Oficialía de Partes de la Secretaría de Salud y Derechos Humanos, al momento, según los padres de la víctima, la médica acusada sigue laborando en el citado nosocomio pese a que el secretario de Salud prometió despedirla.
La tragedia para esta pareja de esposos que vive solo de la recolección y venta de material reciclable comenzó la noche del 23 de marzo del presente año, cuando su hija mayor, Alondra Luisa, de 18 años, presentó diversos malestares en el estómago. Después de unas horas, y de que las molestias aumentaran, la joven decidió pedirles a sus padres que la llevaran a un hospital.
En taxi y debido a su situación económica, a las 3:30 horas ya del 24 de marzo, los padres de Alondra optaron por llevarla al área de urgencias del Hospital General del Norte, donde después de hora y media de espera y de rogar por atención médica, una doctora identificada como Georgina, inyectó y recetó a la hoy occisa.
“Ese día llegamos al hospital, estaba esta doctora Georgina junto con otras doctoras y enfermeras, le dije que mi hija se sentía mal, pero solo nos mencionó que la esperáramos que ahorita la atendía, entonces sentaron a mi niña en una banca afuera de los cubículos, mi hija no aguantó el dolor y se cayó, por lo que le volví a pedir a la doctora que la atendiera, pero salió molesta y dijo que dejáramos de hacer ridículos y visiones, que levantáramos a nuestra hija y después la iba a atender, por lo que le contesté que esos no eran modos de atender, pero solo me tronó la boca y se dio la vuelta, me asomé y vi que estaban tomando café y echando relajo”, narró Olivia Verónica desde las instalaciones de El Sol de Puebla.
DOCTORA SOLO APLICA HIOSCINA A ALONDRA
Además de la indiferencia con la que estaban siendo tratados, los denunciantes se encontraron con actos de favoritismo, pues aseguran que mientras ellos esperaban a que su hija fuera revisada, notaron cómo un doctor llegó con la acusada y los demás ahí reunidos para decirles que se encontraban su sobrino y su sobrina para que les tomaran muestras de sangre y les entregaran los resultados en menos de una hora.
Fue tras la insistencia de otro médico de un área distinta, como Georgina accedió a atender a la joven que el próximo 12 de junio cumpliría 19 años de edad.
Sin hacerle algún tipo de tacto a la paciente, solo con observarla y preguntarle dónde era su molestia, Georgina, como también consta en la denuncia interpuesta ante la FGE, mandó al padre de la joven a comprar una inyección de hioscina (utilizada para aliviar dolores por espasmos abdominales), una jeringa, alcohol y algodón.
Una vez que el padre de familia llegó con el medicamento, este le fue aplicado a la joven a la cual, de acuerdo con lo asentado en la receta médica, le diagnosticaron colecistitis aguda, es decir, inflamación aguda de la vesícula que solo iba a ser tratada con más hioscina, pantoprazol o derivados y metoclopramida.
Ante esta situación, y después de notar que su hija seguía mal, incluso con el estómago inflamado con apariencia de embarazada, la madre de Alondra le pidió a la doctora Georgina que por favor internara a su hija para una revisión más profunda, sin embargo, la médica se negó y le dijo que la joven solo tenía un simple dolor y que no la podía internar debido a que tenían mucha gente contagiada de Covid19.
“La señorita dijo que nos la lleváramos, que la daba de alta porque solo tenía un simple dolor en la boca del estómago y si la dejaba internada solo se iba a contagiar, pero eso era absurdo, porque se supone que en los hospitales tienen diferentes áreas para diversas enfermedades, entonces mi hija no tenía por qué contagiarse”, acusó Olivia Verónica.
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En este sentido, el padre de la víctima agregó que la doctora acusada, además de pedirles que fueran a los laboratorios Salud Digna a realizarle a la joven diversos análisis y exámenes para que los resultados fueran interpretados por un médico particular, también hubo un problema al momento de surtir la receta médica en el mismo hospital, ya que no querían entregarle el medicamento porque la acusada solo puso su cédula profesional sin sello, ante lo cual, otra doctora, amiga de la investigada, se prestó a hacer una receta con su nombre y sello, simulando que ella había atendido a Alondra.
Por si fuera poco, al momento de entregar el resumen médico de Alondra, la doctora Georgina primero colocó el nombre y datos generales de otra paciente, por lo que el padre de la joven le hizo la observación a la acusada, quien, según el relato de los entrevistados, les arrebató una copia de la hoja y la rompió para después corregir el nombre, no obstante, el documento seguía teniendo errores ortográficos e incluso se señalaba como paciente a un hombre y no a una mujer.
Luego de que Miguel Ángel le precisara lo anterior a la doctora, esta se tornó molesta en su contestación.
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“Una letra más, una letra menos no le perjudica a nadie, y por eso le estoy regalando el medicamento, para que ustedes no abran la boca de lo que está pasando, vaya a sacar los estudios en Salud Digna y cuando los tengan busquen a un doctor para que él les descifre qué tiene su hija”, fue la respuesta de Georgina.
Con el poco dinero que tenían, los padres de Alondra la llevaron a los citados laboratorios para realizarle diversas pruebas; regresaron a su domicilio en San Jerónimo Caleras y la recostaron en su cama para poder conseguir más dinero y llevarla con un médico particular, pero la situación empeoró.
“Fue un martirio lo que pasamos con mi niña porque después de que llegamos a mi casa con mi hija, la recostamos, le dije que me esperara porque íbamos a conseguir más dinero, me puse a vender mi triciclo, las pocas cosas de valor que tenía, no me importó deshacerme de mis cosas, lo importante era la vida de mi hija. Fuimos a un hospital particular que está en la 15 Sur y avenida Juárez, 505, le dije al encargado que atendiera a mi hija, pero el muy inhumano me dijo que si yo tenía 100 mil pesos me iba a atender a mi hija, le dije que no y me respondió que ahí no era beneficencia, me mandó a sacar con mi hija en una silla de ruedas”, narró entre lágrimas la madre de la joven.
BARBOSA GESTIONA ATENCIÓN Y LOS RECIBIERON DE INMEDIATO EN EL HOSPITAL GENERAL
En ese momento inició su peregrinar de hospital en hospital, sin que nadie, por ética o humanidad accediera a atender a Alondra, quien no soportaba los dolores.
Ya de día, con la ayuda de un taxista los padres de la joven la llevaron al Hospital Universitario, donde les refirieron que ya no eran un hospital público, le solicitaban un pago de 80 mil pesos para poder atender a su hija.
Tras obtener nuevamente una respuesta negativa, Olivia y Miguel se trasladaron al hospital de la Cruz Roja, donde otra vez, la petición era un pago de entre 30 y 60 mil pesos, sin embargo, ahí a Miguel se le ocurrió pedir ayuda en Atención Ciudadana de la Secretaría de Gobernación, donde corrió con la suerte de encontrar al mismo gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, el cual tras escuchar de manera breve su caso, dio órdenes de atenderlo y apoyarlo, de tal forma que por medio de Atención Ciudadana se logró un acuerdo con Cruz Roja para su atención y posterior traslado al Hospital General del Norte.
“Mi hija se veía muy mal, nos subimos y en el bulevar 5 de Mayo nos agarró el tráfico, a mí no me importó mi vida, porque por mis hijos me dejo morir, me bajé, vi una patrulla y me le paré enfrente, así como hay policías malos también hay buenos, le dije al policía que me ayudara por caridad, me preguntó que qué me pasaba y le contesté que mi hija se estaba muriendo en el taxi que me ayudara por caridad, en ese instante nos metieron al carril del metrobús y nos fueron abriendo paso hasta que llegamos a la Cruz Roja”, contó Olivia Patricia.
Desesperado ante el dinero que le pedían en Cruz Roja, donde también les dijeron que ya no era beneficencia, Miguel Ángel corrió hacia Atención Ciudadana para implorar ayuda.
“Fui a gobernación, vi que salieron tres camionetas y en la tercera alcancé a ver que era el gobernador, me le paré enfrente le dije que mi hija se me estaba muriendo que no tenía dinero, me preguntó que dónde la tenía y le dije que en Cruz Roja y que me pedían un depósito pero me dijo que fuera a Atención Ciudadana, que él les iba a hablar para que me ayudaran, cuando llegué ya me estaban esperando, les conté todo y ellos hicieron un convenio para que atendieran y trasladaran a mi hija al General del Norte, pero me dijeron que ya iba muy mal”, explicó el declarante.
Fue así como Alondra nuevamente llegó al Hospital General del Norte, donde varios médicos ya la esperaban para atenderla e intervenirla quirúrgicamente.
A pesar del esfuerzos de los médicos, la joven no resistió y murió, no obstante, a la llegada de Alondra, un médico les preguntó el motivo por el cuál no la habían llevado antes, a lo cual los padres de la joven respondieron que muchas horas antes ya la habían llevado ahí mismo, pero una doctora no la quiso internar.
“Esta doctora incluso nos dijo que ya era la hora de su salida que ya había terminado su turno y dejó morir a mi hija. En el mismo hospital dijeron que si su compañera hubiera hecho su trabajo mi hija estaría entubada, pero viva y que con tres o cuatro operaciones hubiera quedado bien”, compartió la señora Olivia Patricia, quien de igual manera manifestó su inconformidad en el sentido de que a su hija no le hicieron necropsia, a ellos no les entregaron un informe médico de la operación que le hicieron a Alondra y tampoco les enseñaron el estómago y páncreas que les dijeron, le quitaron a su hija durante la operación y por lo cual incluso les pidieron una cubeta para ahí depositarlos y mostrárselos.
Dichas anomalías, como las calificaron los deudos, se suman al hecho de que se sintieron acosados por los trabajadores de una funeraria que se localiza afuera del hospital, pues los entrevistados aseguran que inmediatamente después de que falleció su hija, fueron ubicados e interceptados por empleados de una funeraria para ofrecerles sus servicios, no obstante, consideraron que se trató de una falta de respeto, ya que no tenía mucho tiempo que su hija había muerto y apenas estaban digiriendo la noticia.
Sin embargo, lo más extraño, puntualizaron, fue que los trabajadores de la funeraria llegaron sabiendo sus nombres, situación por la que Olivia Patricia y su esposo comenzaron a investigar hasta que alguien les comentó que trabajo social mantiene un convenio con funerarias y por cada servicio que les sea contratado por los dolientes, ellos se llevan una comisión.
Todas estas acciones y desde luego, la muerte de su hija Alondra, llevó a los entrevistados a interponer una denuncia ante la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE) por el delito de responsabilidad médica en contra de la doctora Georgina y quienes resulten responsables, además de que aseguran, se entrevistaron con el secretario de Salud, José Antonio Martínez García, quien señalan, aceptó que se había tratado de una negligencia médica y por ello se comprometió a despedir a la acusada e investigar el actuar de quienes integran trabajo social, pues además del tema de la funeraria y de que los amenazaron con acusarlos por abandonado de cadáver, debido a que tardaron un día en juntar dinero para sacarla del nosocomio y velarla, la encargada de la citada área, parecía presionar a los padres de Alondra para que la sepultaran de manera rápida y con la caja sellada, lo cual se les hizo sospechoso.
Hasta ahora, a decir de los denunciantes, la doctora Georgina sigue trabajando en el Hospital General del Norte, motivo por el cual decidieron hacer público su caso a fin de que el gobernador del estado de Puebla se entere del actuar de algunos de sus trabajadores, además de que piden que el cuerpo de su hija sea exhumado y se le hagan los estudios correspondientes para que conozcan la verdad de lo que le hicieron a Alondra, pues solo les entregaron un certificado médico que indicaba como causa de muerte choque séptico derivado de una perforación gástrica.
Si bien en un momento recibieron la ayuda del gobernador, hoy solo quieren que se les haga justicia, no con dinero si no con una sanción ejemplar hacia la doctora que no atendió debidamente a su hija, y así evitar que otras personas mueran por falta de interés de los trabajadores de la salud.
“Si hubiera internado a mi hija, ella estuviera viva, y por ella, mi hija ahora está tres metros bajo tierra. Era una niña alegre y feliz, que a pesar de que sus papá eran de la basura (recolectores de material reciclable), decía que se sentía orgullo de tener unos padres que le daban techo y alimentos; humildemente le hicimos sus quince años y esa doctora le cortó la vida, su porvenir, era feliz a pesar de que éramos pobres, apenas estaba empezando a vivir”, en medio del llanto, contó Olivia quien pidió no ser discriminados y que las autoridades atiendan su caso como muchos otros más de personas que tienen mayores posibilidades económicas.