/ martes 6 de agosto de 2024

Niño de 4 años asesina a su hermano con la pistola de su padre | Archivo Rojo

Al escuchar la detonación, Arturo tiró la pistola al suelo y su otro hermano corrió al lado de su hermano Joaquín, quien agonizaba sobre la cama

Una fuerte detonación retumbó las paredes de la casa de la familia Tlalpan Sánchez la mañana del lunes 16 de febrero de 1981. En su interior se encontraban los hermanos Joaquín de 13 años, Adrián de 10 y Arturo de 4, este último había accionado el arma que, por descuido, su padre dejó sobre su cama.

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Al manipular la pistola de su papá, el pequeño de 4 años, disparó a quemarropa contra su hermano mayor, Joaquín, quien calló muerto, tendido sobre la cama.

Los niños estaban solos en su casa porque su padre se había ido a trabajar muy temprano y porque el viernes anterior, el señor había corrido a la madre de los niños, Julia Sánchez, del hogar conyugal.

¿Cómo sucedieron los hechos?

La noche del domingo 15 de febrero, Victoriano Tlalpan Atlatenco, quien era obrero de oficio, había llegado en estado de ebriedad a su casa, ubicada en la calle Hermenegildo Galeana número 11 de la colonia Tepeyac.

Victoriano dejó la pistola calibre 22 marca Ruger que portaba junto a la cama, y se dispuso a dormir. Al otro día lunes, el hombre salió de su domicilio a las 7:30 de la mañana. Había dejado el arma sobre la cama en la que descansaban todos, lista para descargar, con cartucho cortado, pero antes de salir solo se concretó a pedirle a sus hijos que no la fueran a tomar porque se podía disparar.

Poco después, Adrián se levantó de la cama y se vistió porque se disponía ir a la tienda a comprar víveres para que su hermano mayor, Joaquín, les hiciera el desayuno.

Para ponerse los zapatos, Adrián se sentó en la orilla de la cama y Joaquín caminaba a gatas sobre el lecho para buscar sus pantalones. Mientras tanto, el pequeño Arturo, tomó el arma de su padre para examinarla, entonces colocó sus dedos índices sobre el gatillo y lo accionó. El proyectil salió disparado para penetrar el costado de su hermano mayor y alojarse en su abdomen. En el acto, el Joaquín se desvaneció en la cama.

Al escuchar la detonación, Arturo tiró la pistola al suelo, Adrián corrió al lado de su hermano Joaquín, quien agonizaba.

El pequeño de 4 años, disparó a quemarropa contra su hermano mayor, Joaquín, quien calló muerto, tendido sobre la cama. Fotos: Hemeroteca El Sol de Puebla


El padre, culpable de homicidio

Niño de 4 años mató a su hermano de 13. El pequeño fraticida jugaba con la pistola que dejó sin guardar su padre”, es el encabezado de la noticia que este diario, El Sol de Puebla, dio a conocer el martes 17 de febrero.

Joaquín había fallecido en los brazos de su hermano Adrián, quien con lágrimas en los ojos, salió corriendo al patio de la vecindad y gritando pidió ayuda a los vecinos, quienes de inmediato, entraron al domicilio para ver a jovencito muerto y llamaron a la Cruz Roja, pero no había nada qué hacer, el menor ya estaba muerto.

Una de las vecinas dio aviso al padre de los pequeños, quien se encontraba en una factoría ubicada en el kilómetro 116 de la autopista México-Puebla, a quien pidió que regresará a su domicilio pues sus hijos habían sufrido un accidente se lee en la publicación.

Alrededor de media hora después, Victoriano, llegó al domicilio en donde los vecinos los escondieron en una casa de la vecindad y le informaron que la policía lo andaba buscando por el asesinato de su hijo. Había sido una irresponsabilidad que el padre hubiera dejado al alcance de los niños un arma de fuego, y al ser tutor de sus hijos, la culpa de la muerte de Joaquín recaería sobre él.

Esta es la noticia que El Sol de Puebla dio a conocer el martes 17 de febrero de 1981 en la sección Policíaca. Fotos: Hemeroteca El Sol de Puebla


Las declaraciones y la necropsia

El agente número 7 de la Policía Judicial, capturó al padre del menor y lo presentó ante el Ministerio Público, Guillermo Esquivel Téllez, a quien le explicó cómo ocurrió el hecho, y la gravedad del mismo. Después ordenó buscar a la madre de las criaturas.

Para comprobar que el niño de 4 años había sido capaz de disparar el arma de fuego, los agentes le entregaron una igual, y cómo si nada, Arturo la tomó entre sus manos y apretó el gatillo con suficiente fuerza para dispararla.

Al niño le gustaba le gustaba jugar con armas de juguete, y tenía una. Cuando los agentes le preguntaron cómo había accionado el revólver, el mismo declaró que en enero los Santos Reyes le habían traído una pistola de dardos que ya estaba descompuesta y por eso tomó la de su papá, para jugar con ella. El inocente no se percató de lo que había sucedido con su hermano mayor.

Mientras padre e hijo declaraban ante la autoridad, los forenses de la Procuraduría y del departamento de Servicios Periciales, realizaban la autopsia de Joaquín en la sala de necropsias del Ministerio Público.

El proyectil calibre 22 había penetrado en un costado del abdomen, exactamente en el último espacio intercostal, penetró en la cavidad abdominal, produjo el estallamiento del bazo, atravesó el diafragma, la base del pulmón izquierdo, pegó en la columna vertebral, penetró en el pulmón derecho; luego el proyectil salió por uno de los vértices del órgano respiratorio y se alojó finalmente en los planos blandos, en la región infraclavicular, sin haber afectado el corazón refiere la nota.

La madre y arma de fuego

Para ese momento, Julia Sánchez de Tlalpan, la madre, ya había llegado a las oficinas del Ministerio Público. Al ser interrogada acerca del arma de fuego que portaba su esposa, declaró que su marido era demasiado celoso y que supuestamente, le había comprado la pistola a un compañero de la fábrica con el objetivo de amenazarla de muerte en caso de encontrarla con otro sujeto.

Julia también declaró que el viernes pasado, 13 de febrero, ella y Victoriano habían tenido una acalorada discusión y este la corrió del hogar conyugal, entonces ella se fue a refugiar a la casa de sus hermanas.

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Lo que el papá de los niños declaró acerca del arma de fuego, fue que la adquirió para su defensa porque en la colonia Tepeyac, en la que vivían, pululaban las pandillas de mariguanos. Victoriano Tlalpan Atlatenco quedó detenido como culpable indirecto de los hechos.

Una fuerte detonación retumbó las paredes de la casa de la familia Tlalpan Sánchez la mañana del lunes 16 de febrero de 1981. En su interior se encontraban los hermanos Joaquín de 13 años, Adrián de 10 y Arturo de 4, este último había accionado el arma que, por descuido, su padre dejó sobre su cama.

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Al manipular la pistola de su papá, el pequeño de 4 años, disparó a quemarropa contra su hermano mayor, Joaquín, quien calló muerto, tendido sobre la cama.

Los niños estaban solos en su casa porque su padre se había ido a trabajar muy temprano y porque el viernes anterior, el señor había corrido a la madre de los niños, Julia Sánchez, del hogar conyugal.

¿Cómo sucedieron los hechos?

La noche del domingo 15 de febrero, Victoriano Tlalpan Atlatenco, quien era obrero de oficio, había llegado en estado de ebriedad a su casa, ubicada en la calle Hermenegildo Galeana número 11 de la colonia Tepeyac.

Victoriano dejó la pistola calibre 22 marca Ruger que portaba junto a la cama, y se dispuso a dormir. Al otro día lunes, el hombre salió de su domicilio a las 7:30 de la mañana. Había dejado el arma sobre la cama en la que descansaban todos, lista para descargar, con cartucho cortado, pero antes de salir solo se concretó a pedirle a sus hijos que no la fueran a tomar porque se podía disparar.

Poco después, Adrián se levantó de la cama y se vistió porque se disponía ir a la tienda a comprar víveres para que su hermano mayor, Joaquín, les hiciera el desayuno.

Para ponerse los zapatos, Adrián se sentó en la orilla de la cama y Joaquín caminaba a gatas sobre el lecho para buscar sus pantalones. Mientras tanto, el pequeño Arturo, tomó el arma de su padre para examinarla, entonces colocó sus dedos índices sobre el gatillo y lo accionó. El proyectil salió disparado para penetrar el costado de su hermano mayor y alojarse en su abdomen. En el acto, el Joaquín se desvaneció en la cama.

Al escuchar la detonación, Arturo tiró la pistola al suelo, Adrián corrió al lado de su hermano Joaquín, quien agonizaba.

El pequeño de 4 años, disparó a quemarropa contra su hermano mayor, Joaquín, quien calló muerto, tendido sobre la cama. Fotos: Hemeroteca El Sol de Puebla


El padre, culpable de homicidio

Niño de 4 años mató a su hermano de 13. El pequeño fraticida jugaba con la pistola que dejó sin guardar su padre”, es el encabezado de la noticia que este diario, El Sol de Puebla, dio a conocer el martes 17 de febrero.

Joaquín había fallecido en los brazos de su hermano Adrián, quien con lágrimas en los ojos, salió corriendo al patio de la vecindad y gritando pidió ayuda a los vecinos, quienes de inmediato, entraron al domicilio para ver a jovencito muerto y llamaron a la Cruz Roja, pero no había nada qué hacer, el menor ya estaba muerto.

Una de las vecinas dio aviso al padre de los pequeños, quien se encontraba en una factoría ubicada en el kilómetro 116 de la autopista México-Puebla, a quien pidió que regresará a su domicilio pues sus hijos habían sufrido un accidente se lee en la publicación.

Alrededor de media hora después, Victoriano, llegó al domicilio en donde los vecinos los escondieron en una casa de la vecindad y le informaron que la policía lo andaba buscando por el asesinato de su hijo. Había sido una irresponsabilidad que el padre hubiera dejado al alcance de los niños un arma de fuego, y al ser tutor de sus hijos, la culpa de la muerte de Joaquín recaería sobre él.

Esta es la noticia que El Sol de Puebla dio a conocer el martes 17 de febrero de 1981 en la sección Policíaca. Fotos: Hemeroteca El Sol de Puebla


Las declaraciones y la necropsia

El agente número 7 de la Policía Judicial, capturó al padre del menor y lo presentó ante el Ministerio Público, Guillermo Esquivel Téllez, a quien le explicó cómo ocurrió el hecho, y la gravedad del mismo. Después ordenó buscar a la madre de las criaturas.

Para comprobar que el niño de 4 años había sido capaz de disparar el arma de fuego, los agentes le entregaron una igual, y cómo si nada, Arturo la tomó entre sus manos y apretó el gatillo con suficiente fuerza para dispararla.

Al niño le gustaba le gustaba jugar con armas de juguete, y tenía una. Cuando los agentes le preguntaron cómo había accionado el revólver, el mismo declaró que en enero los Santos Reyes le habían traído una pistola de dardos que ya estaba descompuesta y por eso tomó la de su papá, para jugar con ella. El inocente no se percató de lo que había sucedido con su hermano mayor.

Mientras padre e hijo declaraban ante la autoridad, los forenses de la Procuraduría y del departamento de Servicios Periciales, realizaban la autopsia de Joaquín en la sala de necropsias del Ministerio Público.

El proyectil calibre 22 había penetrado en un costado del abdomen, exactamente en el último espacio intercostal, penetró en la cavidad abdominal, produjo el estallamiento del bazo, atravesó el diafragma, la base del pulmón izquierdo, pegó en la columna vertebral, penetró en el pulmón derecho; luego el proyectil salió por uno de los vértices del órgano respiratorio y se alojó finalmente en los planos blandos, en la región infraclavicular, sin haber afectado el corazón refiere la nota.

La madre y arma de fuego

Para ese momento, Julia Sánchez de Tlalpan, la madre, ya había llegado a las oficinas del Ministerio Público. Al ser interrogada acerca del arma de fuego que portaba su esposa, declaró que su marido era demasiado celoso y que supuestamente, le había comprado la pistola a un compañero de la fábrica con el objetivo de amenazarla de muerte en caso de encontrarla con otro sujeto.

Julia también declaró que el viernes pasado, 13 de febrero, ella y Victoriano habían tenido una acalorada discusión y este la corrió del hogar conyugal, entonces ella se fue a refugiar a la casa de sus hermanas.

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Lo que el papá de los niños declaró acerca del arma de fuego, fue que la adquirió para su defensa porque en la colonia Tepeyac, en la que vivían, pululaban las pandillas de mariguanos. Victoriano Tlalpan Atlatenco quedó detenido como culpable indirecto de los hechos.

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