/ martes 19 de septiembre de 2023

De un simulacro a la realidad, paramédicos narran cómo enfrentaron el sismo del 19-S

Mario Alberto Ramírez Mauleón, Coordinador Estatal y Local de Socorros de Cruz Roja, fue parque del equipo de rescate en el sismo de 1985

De un simulacro a la realidad, así vivió Lizbeth Rendón, una paramédico de Cruz Roja delegación Puebla, el sismo del 19 de septiembre del año 2017, y que ahora recuerda con nostalgia pero una enorme satisfacción por haber salvado vidas, principal misión de la benemérita institución. Por su parte, con sus cerca de cuatro décadas de experiencia, Mario Alberto Ramírez Mauleón, coordinador de auxilio recomienda a la ciudadanía realizar un “plan familiar de prevención”, para saber cómo actuar en caso de un desastre natural de este tipo.

Lizbeth Rendón, técnico en urgencias médicas (TUM), y quien actualmente forma parte del área de comunicación local, en entrevista para El Sol de Puebla, compartió cómo vivió el sismo de hace seis años, pues de participar en un simulacro, su labor se convirtió en una realidad.

Recuerda que no había cumplido ni un año de haber concluido su preparación como TUM, cuando el 19 de septiembre de 2017, pidió participar en el simulacro que se llevaría a cabo.

Detalla que a escasos minutos de haber finalizado el simulacro, ella y sus compañeros estaban ordenando su equipo para atender a pacientes no reales en las instalaciones del Hospital General del Sur, cuando comenzó a temblar y las puertas principales del nosocomio -que eran de vidrio- se fueron rompiendo y la gente empezó a correr y gritar.

Como primera reacción, los rescatistas trataban de tranquilizar a las personas y les indicaban que se concentraran en el patio central.

Pese a la limitación de la comunicación vía radio desde la cabina central de Cruz Roja, le dieron indicaciones, dejándola a ella asignada al mando y cargando con la responsabilidad para acudir a atender las emergencias del sismo.

Le ordenaron acudir a la calle 7 Norte entre la 6 y 8 Poniente, donde a una familia le cayó la cornisa de una vivienda y una mujer estaba herida. Recuerda que la fémina herida estaba en las mismas condiciones en las que minutos antes había simulado atender a una víctima.

Eso le ayudó para poder sacar adelante este apoyo a la ciudadanía. Lejos de su preparación académica, vivió en carne propia atender una emergencia de esta magnitud.

“El ser responsable de la ambulancia, en ese momento vivir todo, que tu ficción se volviera realidad, que fueras responsable de tres personas, de ti mismo, más la ambulancia y las decisiones que se estaban tomando, realmente es algo que nadie te prepara, en la escuela jamás te van a decir 'vas a sentir esto, vas a pasar esto' y aquí, pese a que tengas miedo o lo que sea, debes superarlo y enfocarte a salvar vidas”, indicó Lizbeth.

"EL MEXICANO SE UNE EN MOMENTOS DIFÍCILES"

Lo que lamenta y recuerda con nostalgia es que camino a dicho apoyo, notaron que los semáforos no funcionaban. “Comienzas a imaginar muchas cosas, piensas en la familia; observe que 'los viene viene', y por la Facultad de Medicina de la BUAP los propios estudiantes ayudaban a controlar el tráfico, ahí comprobé que los mexicanos nos unimos en momentos de crisis… lamentablemente en el trayecto había personas que pedían ayuda, sin embargo, nosotros ya teníamos un servicio asignado y si nos distraíamos podíamos duplicar un apoyo y optamos por enfocarnos a las indicaciones de nuestros superiores para auxiliar a personas consideradas de urgencia”.

Finalmente, señaló que ese día aprendió demasiado y le quedó la satisfacción de haber ayudado y mitigado el dolor de muchas personas, una de las más importantes tareas de Cruz Roja.

“Si algo similar volviera a ocurrir, me gustaría servir, pero ahora sería desde el despacho de emergencias, atender llamadas y despachar ambulancias y a mis compañeros enviarlos a donde realmente se necesite”, puntualizó la joven paramédico.

CREAR UN "PLAN FAMILIAR"

Por otra parte, Mario Alberto Ramírez Mauleón, Coordinador Estatal y Local de Socorros de Cruz Roja, recuerda que le dieron la bienvenida un 19 de septiembre, pero del año 1985, pues recién se había incorporado a la benemérita institución en Puebla, procedente de la Ciudad de México, cuando lo asignaron para acudir a prestar ayuda en el sismo de hace 38 años.

Recuerda que en esos años no se tenían programas de prevención, no se hacían simulacros y había desconocimiento para saber cómo actuar en momentos de crisis, sin embargo, el pueblo mexicano se unió para meter manos, sacar escombros, rescatar y ayudar a heridos.

Revela con tristeza algo que lo marcó para siempre, pues al estar trabajando en un edificio de 12 pisos que se derrumbó por la colonia Narvarte, donde desde las 2 de la madrugada hasta las 6 de la mañana estuvieron trabajando en la búsqueda de víctimas, y a pesar de que lograron rescatar con vida a un hombre que llevaba aproximadamente 16 horas de estar atrapado, lamentablemente falleció poco después de que ingresó al hospital.

“Eso fue algo frustrante, pues era una persona que después de muchas horas de haberse mantenido con vida durante los trabajos de búsqueda y rescate, no resistió y murió… es frustrante porque nosotros trabajamos para poder preservar la vida, para que la gente encuentre una mejor calidad de vida tras ser salvado de un siniestro de estas magnitudes”.

Sin embargo, Mario Alberto no se dio por vencido y su labor siguió para rescatar a decenas de víctimas en el sismo del 85.

Ramírez Mauleón lleva 38 años de servicio en Cruz Roja, (ingresó en mayo de 1985) y ha vivido demasiados desastres y emergencias mayores, por lo que piensa que la mejor forma de ayudar es a través de la prevención.

“Exhorto a la ciudadanía a mantener la cultura de prevención, hacer trabajos desde casa, construir un plan de emergencias familiar conociendo posibles riesgos, planear una ruta de evacuación, establecer un punto seguro y de reunión con sus integrantes, eso salvaría muchas vidas”, finalizó.

SALDOS ROJOS

Caber resaltar que no se sabe con exactitud el número de fallecidos que dejó el sismo del 1985, y que tuvo una magnitud de 8.1 grados en la escala de richter; la cifra oficial fue de 3 mil 692 muertos; la Cruz Roja Mexicana señaló que superó los 10 mil.

Se estima que alrededor de 250 mil personas quedaron sin hogar y que aproximadamente 900 mil se vieron obligadas a abandonar sus viviendas.

En cuanto al sismo del 2017, el movimiento telúrico tuvo una magnitud de 7.1 grados, el cual causó severos daños en la región sur del estado de Puebla. El saldo fue de 45 muertos en la entidad, además murieron 228 personas en la Ciudad de México, 74 en Morelos, 15 en el Estado de México, seis en Guerrero y uno más en Oaxaca.

De un simulacro a la realidad, así vivió Lizbeth Rendón, una paramédico de Cruz Roja delegación Puebla, el sismo del 19 de septiembre del año 2017, y que ahora recuerda con nostalgia pero una enorme satisfacción por haber salvado vidas, principal misión de la benemérita institución. Por su parte, con sus cerca de cuatro décadas de experiencia, Mario Alberto Ramírez Mauleón, coordinador de auxilio recomienda a la ciudadanía realizar un “plan familiar de prevención”, para saber cómo actuar en caso de un desastre natural de este tipo.

Lizbeth Rendón, técnico en urgencias médicas (TUM), y quien actualmente forma parte del área de comunicación local, en entrevista para El Sol de Puebla, compartió cómo vivió el sismo de hace seis años, pues de participar en un simulacro, su labor se convirtió en una realidad.

Recuerda que no había cumplido ni un año de haber concluido su preparación como TUM, cuando el 19 de septiembre de 2017, pidió participar en el simulacro que se llevaría a cabo.

Detalla que a escasos minutos de haber finalizado el simulacro, ella y sus compañeros estaban ordenando su equipo para atender a pacientes no reales en las instalaciones del Hospital General del Sur, cuando comenzó a temblar y las puertas principales del nosocomio -que eran de vidrio- se fueron rompiendo y la gente empezó a correr y gritar.

Como primera reacción, los rescatistas trataban de tranquilizar a las personas y les indicaban que se concentraran en el patio central.

Pese a la limitación de la comunicación vía radio desde la cabina central de Cruz Roja, le dieron indicaciones, dejándola a ella asignada al mando y cargando con la responsabilidad para acudir a atender las emergencias del sismo.

Le ordenaron acudir a la calle 7 Norte entre la 6 y 8 Poniente, donde a una familia le cayó la cornisa de una vivienda y una mujer estaba herida. Recuerda que la fémina herida estaba en las mismas condiciones en las que minutos antes había simulado atender a una víctima.

Eso le ayudó para poder sacar adelante este apoyo a la ciudadanía. Lejos de su preparación académica, vivió en carne propia atender una emergencia de esta magnitud.

“El ser responsable de la ambulancia, en ese momento vivir todo, que tu ficción se volviera realidad, que fueras responsable de tres personas, de ti mismo, más la ambulancia y las decisiones que se estaban tomando, realmente es algo que nadie te prepara, en la escuela jamás te van a decir 'vas a sentir esto, vas a pasar esto' y aquí, pese a que tengas miedo o lo que sea, debes superarlo y enfocarte a salvar vidas”, indicó Lizbeth.

"EL MEXICANO SE UNE EN MOMENTOS DIFÍCILES"

Lo que lamenta y recuerda con nostalgia es que camino a dicho apoyo, notaron que los semáforos no funcionaban. “Comienzas a imaginar muchas cosas, piensas en la familia; observe que 'los viene viene', y por la Facultad de Medicina de la BUAP los propios estudiantes ayudaban a controlar el tráfico, ahí comprobé que los mexicanos nos unimos en momentos de crisis… lamentablemente en el trayecto había personas que pedían ayuda, sin embargo, nosotros ya teníamos un servicio asignado y si nos distraíamos podíamos duplicar un apoyo y optamos por enfocarnos a las indicaciones de nuestros superiores para auxiliar a personas consideradas de urgencia”.

Finalmente, señaló que ese día aprendió demasiado y le quedó la satisfacción de haber ayudado y mitigado el dolor de muchas personas, una de las más importantes tareas de Cruz Roja.

“Si algo similar volviera a ocurrir, me gustaría servir, pero ahora sería desde el despacho de emergencias, atender llamadas y despachar ambulancias y a mis compañeros enviarlos a donde realmente se necesite”, puntualizó la joven paramédico.

CREAR UN "PLAN FAMILIAR"

Por otra parte, Mario Alberto Ramírez Mauleón, Coordinador Estatal y Local de Socorros de Cruz Roja, recuerda que le dieron la bienvenida un 19 de septiembre, pero del año 1985, pues recién se había incorporado a la benemérita institución en Puebla, procedente de la Ciudad de México, cuando lo asignaron para acudir a prestar ayuda en el sismo de hace 38 años.

Recuerda que en esos años no se tenían programas de prevención, no se hacían simulacros y había desconocimiento para saber cómo actuar en momentos de crisis, sin embargo, el pueblo mexicano se unió para meter manos, sacar escombros, rescatar y ayudar a heridos.

Revela con tristeza algo que lo marcó para siempre, pues al estar trabajando en un edificio de 12 pisos que se derrumbó por la colonia Narvarte, donde desde las 2 de la madrugada hasta las 6 de la mañana estuvieron trabajando en la búsqueda de víctimas, y a pesar de que lograron rescatar con vida a un hombre que llevaba aproximadamente 16 horas de estar atrapado, lamentablemente falleció poco después de que ingresó al hospital.

“Eso fue algo frustrante, pues era una persona que después de muchas horas de haberse mantenido con vida durante los trabajos de búsqueda y rescate, no resistió y murió… es frustrante porque nosotros trabajamos para poder preservar la vida, para que la gente encuentre una mejor calidad de vida tras ser salvado de un siniestro de estas magnitudes”.

Sin embargo, Mario Alberto no se dio por vencido y su labor siguió para rescatar a decenas de víctimas en el sismo del 85.

Ramírez Mauleón lleva 38 años de servicio en Cruz Roja, (ingresó en mayo de 1985) y ha vivido demasiados desastres y emergencias mayores, por lo que piensa que la mejor forma de ayudar es a través de la prevención.

“Exhorto a la ciudadanía a mantener la cultura de prevención, hacer trabajos desde casa, construir un plan de emergencias familiar conociendo posibles riesgos, planear una ruta de evacuación, establecer un punto seguro y de reunión con sus integrantes, eso salvaría muchas vidas”, finalizó.

SALDOS ROJOS

Caber resaltar que no se sabe con exactitud el número de fallecidos que dejó el sismo del 1985, y que tuvo una magnitud de 8.1 grados en la escala de richter; la cifra oficial fue de 3 mil 692 muertos; la Cruz Roja Mexicana señaló que superó los 10 mil.

Se estima que alrededor de 250 mil personas quedaron sin hogar y que aproximadamente 900 mil se vieron obligadas a abandonar sus viviendas.

En cuanto al sismo del 2017, el movimiento telúrico tuvo una magnitud de 7.1 grados, el cual causó severos daños en la región sur del estado de Puebla. El saldo fue de 45 muertos en la entidad, además murieron 228 personas en la Ciudad de México, 74 en Morelos, 15 en el Estado de México, seis en Guerrero y uno más en Oaxaca.

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