Mariana -nombre ficticio por protección a la víctima- es una sobreviviente a un intento de secuestro en inmediaciones de Plaza Crystal; un mes después, con miedo y temor, la joven de 27 años de edad aún recuerda el día en que sujetos a bordo de un automóvil estuvieron a punto de llevársela.
Aunque existen casos de mujeres desaparecidas, que en realidad decidieron salir de casa o huir con el novio, también hay quienes fueron secuestradas o ‘levantadas’ y que incluso hasta el momento se desconoce su paradero.
Con voz temblorosa y acompañada de sus abuelos, la mujer narró la pesadilla que fue el creer que la privarían de la libertad, pero incluso de la vida.
“Eran como las 7:30 de la mañana, iba caminando por el Colegio Oviedo Schonthal, sobre la calle Alicante y 2 Sur. Ahí intentaron subirme a un auto Beetle color blanco con placas de Puebla, eran dos personas, uno de aproximadamente 30 años, de camisa blanca, pantalón de mezclilla, así como tenis negros y una mujer de casi la misma edad, con una sudadera negra tipo deportiva”, contó la sobreviviente, quien con evidente nerviosismo siguió su relato.
“Los tipos se me pusieron al frente, me dijeron que no gritara, obviamente grité por lo que llegaron unos trabajadores del servicio de limpia del Ayuntamiento para auxiliarme. El hombre y la mujer ya solo me jalonearon del brazo, se llevaron una sudadera que traía, logré zafarme”, recordó Mariana, quien considera que se trató de un intento de secuestro ya que nunca le pidieron su celular ni nada de valor.
La joven destacó que se trata de una zona por la que siempre solía caminar, por lo que jamás los había visto por el lugar.
Aunque en ocasiones anteriores ya le habían advertido sobre la presencia de automóviles con sujetos sospechosos, nunca creyó que eso fuera verdad y mucho menos que un día le fuera a ocurrir algo que pusiera en riesgo su vida.
“Siempre caminaba por ahí y nunca había pasado nada, el impacto de lo que me sucedió y el pensar en todo lo que me hubiera pasado si estos sujetos hubieran podido levantarme, es algo que aún no supero, pero el platicar con mi familia y amigos me ha ayudado para sentirme mejor, aunque el temor ahí sigue”, puntualizó la entrevistada.
Por lo anterior, la joven de 27 años de edad, ahora ha decidido ser más precavida, tomar en algunas ocasiones Uber, cambiar de rutas y estar siempre alerta. Hoy Mariana pide mayor seguridad en las calles, que las autoridades policiacas hagan su trabajo y que las mujeres sean más observadoras para detectar cualquier situación de riesgo, para que nadie más vuelva a pasar por lo que ella sufrió.