Portando con orgullo uno de los uniformes de la milicia yacompañado por su madre y hermanos, César Diego Almaraz Pérez,un pequeño de nueve años de edad que padece asma y leucemia desdehace dos años, cumplió su sueño de ser soldado por un día. Enlas instalaciones de la Escuela de Sargentos de la XXV Zona Militarrecorrió las instalaciones, convivió con tenientes y soldados,pero además, fue reconocido con un diploma como “soldadohonorario”.
Cerca del mediodía, con la vestimenta color verde y botasnegras, distintivo de los militares, sentado en una silla de ruedasy una gran sonrisa en el rostro, la cual era imposible dedisimular, César llegó a la Escuela de Sargentos para hacer susueño realidad.
Admirados por la fortaleza del pequeño originario del municipiode Grajales Puebla, y que ahora debido al tratamiento médico quetiene que tomar en el ISSSTEP, vive junto con su familia en lacapital poblana, tenientes, soldados y capitanes, recibieron conlos honores debidos a Diego. Tras darle la bienvenida, el pequeñofue trasladado en su silla de ruedas hacia la pista donde unhelicóptero militar descendió.
Emocionado por ver el aterrizaje de un helicóptero, Césarmostró mayor confianza. El menor tuvo la oportunidad de subir alaparato volador; sabedor de la historia de César, el piloto leofreció algunos escudos a manera de regaño y en señal debienvenida.
El sueño del pequeño, hecho realidad por la XXV Zona Militar,no acabó ahí pues el recorrido continuó por el gimnasio, laalberca, un salón interactivo con alta tecnología, dormitorios,laboratorio de inglés, las oficinas de las autoridades castrenses,entre otros.
Conforme avanzaban las horas, César se mostró con más corajey entusiasmo pues dejó la silla por varios minutos para seguir lavisita a pie. Después vino la hora de la comida; decenas deestudiantes, bien uniformados y en posición firme, ya esperaban alpequeño, quien fue el encargado de dar las indicaciones parasentarse.
El final del recorrido vino con el desfile cívico que todos losjueves se celebra en dicha escuela y durante el cual, César Diegofue reconocido como “soldado honorario”, frente a estudiantes,soldados, tenientes y el secretario de gobernación DiódoroCarrasco, entre otras autoridades ahí presentes.
Al respecto, Lucila Pérez Valencia, madre del pequeño y de dosmás (una niña de 11 años y un niño de 7), dijo que fue hace dosaños cuando recibió la mala noticia de que César Diego estabaenfermo de leucemia y asma, situación por la que incluso elladecayó.
“Fue muy difícil cuando me dieron lanoticia, me enfermé, recaí y pues los médicos me aconsejaban queluchara porque yo tenía que seguir de pie pues era como un árboly mi hijo se sostenía de mí, y si yo me caía, mi hijo también.No tengo apoyo de mis familiares pero de otras personas sí,vecinos, amigos me han ayudado con despensas, con dinero parapasajes y se los agradezco demasiado”, contó Lucila a punto deromper en llanto.
La madre del menor confesó que el ver realizado el sueño de suhijo, quien el pasado 11 de mayo sufrió un paro respiratorio, leha dado ánimos para seguir luchando por él.
“Ahora siento que sí se puede y le pido mucho a Dios, voy aseguir luchando por él y por las metas que él quiere, porque suestado de salud es muy delicado”, expresó la mujer, quien pide ala sociedad le ayuden con la compra de los inhaladores que requiereCésar, pues aseguró que cada dos meses tiene comprar uno, con uncosto aproximado de 600 pesos. Lucila dijo que el único ingresoque tiene para sostener a su familia y sobrellevar las enfermedadesde su pequeño es un puesto de quesadillas y tacos en la calleArtículo 3 esquina con Esmeralda en la colonia Minerales delSur.