/ martes 19 de marzo de 2024

Trenazo en el cruce de San Felipe, un silbido anunció a la locomotora de la muerte | Archivo Rojo

Quince muertos dejó el accidente registrado la tarde del 21 de febrero de 1971, tras chocar la máquina contra un camión

Quince personas muertas y dece­nas de heridos fue el saldo rojo que dejó el terrible accidente ocurri­do la tarde del 21 de febrero de 1971, cuando un camión ur­bano con sobrecupo fue arrollado por el fe­rrocarril en el antiguo cruce de San Felipe Hueyotlipan (hoy puente).

El silbido del tren sólo sirvió para anunciar la muerte de los pasajeros, al ser ignorado por completo por el chofer del camión, Antonio Mora Zambrano, quien con intención de ganarle al paso a la loco­motora, aceleró la máquina causando la desgracia.

No era la primera vez que sucedía este tipo de percance en el sitio, pero ninguno parecido con este accidente que causó enojo e indignación de la sociedad y de los diferentes sectores que levantaron un cla­mor de protesta.

Quedó volcado sobre su costado derecho

Eran las 16:10 horas cuando el tren de pa­sajeros 103, máquina número 5802, impactó en el centro de su costado derecho al autobús número tres de la línea Flecha Verde, lanzándolo a 70 metros de la carre­tera, cerca de las vías del tren.

Así lo dio a conocer oportunamente esta casa editorial, El Sol De Puebla. En la publicación se lee que el autobús quedó volcado sobre su costado derecho aprisionando varios cuerpos, algunos todavía con vida, y otros sin ella porque habían perecido al ser aplastados con las vueltas que dio la unidad.

Portada El Sol de Puebla anunciaba trenazo en Puebla. Foto: El Sol de Puebla

Al silencio sepulcral posterior al encontronazo, le siguieron golpes en las ventanillas del camión de las personas que iban dentro del mismo para que fueran rescatadas por los curiosos que se habían arremo­linado en el sitio del accidente.

“Luego se comenzaron a oír los gritos de dolor de los lesionados, pero también de las mujeres y niños que se acercaron al autobús a contemplar el cuadro macabro que se había producido (…). Cerca de la vía se ha­llaba el cadáver de una señora; más ade­lante un lesionado grave y junto a los ca­dáveres que se hallaban en el interior de la unidad, se veía maíz regado, frijol, anima­ les y pertenencias personales”, se lee.

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Momentos de angustia

El silbido del tren había sido escuchado por los pasajeros del autobús cuando este se aproximaba, ellos creyeron que el cho­fer lo había escuchado, pero no fue así, di­jeron algunos de los sobrevivientes, quie­nes desde su lecho de dolor, relataron lo acontecido.

“Venía pitando el tren y el chofer no hi­zo caso, se cruzó y ¡zas!, un golpe y vi todo negro y muchas maromas. Al despertar estaba boca arriba con cuerpos encima de mí y sangre que escurría y manchaba mi ropa. Desesperado, como pude me levanté y ayude a otros, después varias personas me socorrieron y logré salir. Doy gracias a Dios por haberme salvado la vida”, dijo Gabriel Tejocote Jaramillo, de 19 años, quien solo resultó con golpes en el cuerpo.

Margarita Gómez de Potrero, de 25 años de edad, relató: “Solo oí un golpe se­co y me aferré a mis dos pequeños, dimos vueltas y vi mucho polvo. Tronó mi brazo derecho, pero no solté a mis hijos. Mi es­poso Mateo Potrero Monarca hacía intentos desesperados por ponernos a salvo, pero no sabía cómo”. Afortunadamente su esposo salvó la vida, pero quedó interna­do en el Seguro Social con diferentes gol­pes en el cráneo.

Rescatistas tuvieron que pasar a los heridos en camilla por debajo de los carros del tren y por las es­calerillas. Foto: Archivo / El Sol de Puebla

Labores de rescate

Los servicios de ayuda de la Cruz Roja fueron los primeros en llegar, su personal comenzó a sacar a los heridos por el parabrisas roto del camión. Para trasladarlos a las ambulancias tuvieron que pasarlos en camilla por debajo de los carros del tren y por las escalerillas.

El tren se había detenido a media auto­pista lo que provocó que, tanto de un lado como del otro lado del crucero, se detuvieran gran cantidad de vehículos cuyos tripulantes se bajaron a observar las dra­máticas escenas

“Quejidos de dolor se escuchaban de la mayoría de los heridos que, mientras no po­dían ser trasladados en las ambulancias de Rescate y Primero Auxilios del Seguro So­cial y Cruz Roja, porque estas no se daban abasto, fueron tendidos en el pasto y en sus rostros y en todo el cuerpo se observaron heridas contusas”, dice la publicación.

Entre dramáticas escenas fueron iden­tificados los fallecidos: Lourdes Galindo Tenáhuatl, de 32 años; Gabriela Sánchez Gutiérrez, de 33, hija de María Cruz Gutié­rrez, de 63 años; Arturo Orea Arana, de 8 años; Nicolás Mora Quintero, de 35; Sebastiana Méndez de Mora, de 48; Ana Ma­ría Ramírez de Flores, de 35; José Hernán­dez Jasso, de 60; Roberto González Cruz, de 24 años; además de cinco no reconoci­dos que fueron llevados a la delegación y otros más al Hospital Civil.

Declara el culpable

El autobús Flecha Verde que se dirigía a San Pablo del Monte, era conducido por Antonio Mora Zambrano, a una velocidad de 70 kilómetros por hora, esto junto con el exceso de pasaje que llevaba el camión, habría hecho imposible que frenara.

El tren había salido 10 minutos antes de su terminal, ubicada en la 12 Poniente y 11 Norte, con dirección a la Ciudad de Méxi­co, llevando como maquinista a Enrique Aguirre, quien en su momento declaró que el camión se había atravesado sin ninguna precaución y sin dar muestras de qué el chofer hubiera pretendido frenar.

De acuerdo al peritaje formulado por la Policía Federal de Caminos, la responsabilidad del accidente fue del chofer por no hacer alto frente a una vía férrea. Ade­más del exceso de pasaje, se señaló que el autobús carecía de seguro de viajero y de inspección mecánica.

Contrario a lo que pudiera pensarse, el chofer de la autobús no es escapó del lu­gar sino esperó a que llegara la policía, que por cierto, llegó justo a tiempo antes de que lo lincharán las personas que fueron testigos del hecho.

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Al interior de una patrulla y mostrando un visible shock nervioso, el chofer decla­ró al reportero de esta casa editorial, que tenía 33 años de edad y cinco años de ma­nejar autobuses. Dijo también que el due­ño del camión Pablo Corona, lo había abordado por la mañana cuando salió de misa en San Pablo del Monte, para pedirle que trabajara el autobús número 3.

El accidente dejó quince personas muertas, entre ellas menores de edad. Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla



Asimismo, agregó que alrededor de las 15:20 horas, salió de la terminal de autobuses Flecha Verde que en ese momento se encontraba en la 24 Poniente, por la iglesia de El Refugio. También aseguró que iba a 50 kilómetros por hora, y advirtió que, cuando llegó al crucero de Hueyotlipan no pudo frenar porque fallaron los frenos, causándose así el fatídico accidente.

A pesar de qué el antiguo crucero de San Felipe Hueyotlipan era sitio constante de percances, ninguno fue parecido a este mortífero accidente que causó enojo e indignación de la sociedad y de los diferentes sectores que levantaron un clamor de protesta, sobre todo porque al día siguiente se observaron las mismas escenas de camiones retacados de personas viajando como sardinas, lo que reflejó la irresponsabilidad de las autoridades correspondientes.

Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla


Quince personas muertas y dece­nas de heridos fue el saldo rojo que dejó el terrible accidente ocurri­do la tarde del 21 de febrero de 1971, cuando un camión ur­bano con sobrecupo fue arrollado por el fe­rrocarril en el antiguo cruce de San Felipe Hueyotlipan (hoy puente).

El silbido del tren sólo sirvió para anunciar la muerte de los pasajeros, al ser ignorado por completo por el chofer del camión, Antonio Mora Zambrano, quien con intención de ganarle al paso a la loco­motora, aceleró la máquina causando la desgracia.

No era la primera vez que sucedía este tipo de percance en el sitio, pero ninguno parecido con este accidente que causó enojo e indignación de la sociedad y de los diferentes sectores que levantaron un cla­mor de protesta.

Quedó volcado sobre su costado derecho

Eran las 16:10 horas cuando el tren de pa­sajeros 103, máquina número 5802, impactó en el centro de su costado derecho al autobús número tres de la línea Flecha Verde, lanzándolo a 70 metros de la carre­tera, cerca de las vías del tren.

Así lo dio a conocer oportunamente esta casa editorial, El Sol De Puebla. En la publicación se lee que el autobús quedó volcado sobre su costado derecho aprisionando varios cuerpos, algunos todavía con vida, y otros sin ella porque habían perecido al ser aplastados con las vueltas que dio la unidad.

Portada El Sol de Puebla anunciaba trenazo en Puebla. Foto: El Sol de Puebla

Al silencio sepulcral posterior al encontronazo, le siguieron golpes en las ventanillas del camión de las personas que iban dentro del mismo para que fueran rescatadas por los curiosos que se habían arremo­linado en el sitio del accidente.

“Luego se comenzaron a oír los gritos de dolor de los lesionados, pero también de las mujeres y niños que se acercaron al autobús a contemplar el cuadro macabro que se había producido (…). Cerca de la vía se ha­llaba el cadáver de una señora; más ade­lante un lesionado grave y junto a los ca­dáveres que se hallaban en el interior de la unidad, se veía maíz regado, frijol, anima­ les y pertenencias personales”, se lee.

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Momentos de angustia

El silbido del tren había sido escuchado por los pasajeros del autobús cuando este se aproximaba, ellos creyeron que el cho­fer lo había escuchado, pero no fue así, di­jeron algunos de los sobrevivientes, quie­nes desde su lecho de dolor, relataron lo acontecido.

“Venía pitando el tren y el chofer no hi­zo caso, se cruzó y ¡zas!, un golpe y vi todo negro y muchas maromas. Al despertar estaba boca arriba con cuerpos encima de mí y sangre que escurría y manchaba mi ropa. Desesperado, como pude me levanté y ayude a otros, después varias personas me socorrieron y logré salir. Doy gracias a Dios por haberme salvado la vida”, dijo Gabriel Tejocote Jaramillo, de 19 años, quien solo resultó con golpes en el cuerpo.

Margarita Gómez de Potrero, de 25 años de edad, relató: “Solo oí un golpe se­co y me aferré a mis dos pequeños, dimos vueltas y vi mucho polvo. Tronó mi brazo derecho, pero no solté a mis hijos. Mi es­poso Mateo Potrero Monarca hacía intentos desesperados por ponernos a salvo, pero no sabía cómo”. Afortunadamente su esposo salvó la vida, pero quedó interna­do en el Seguro Social con diferentes gol­pes en el cráneo.

Rescatistas tuvieron que pasar a los heridos en camilla por debajo de los carros del tren y por las es­calerillas. Foto: Archivo / El Sol de Puebla

Labores de rescate

Los servicios de ayuda de la Cruz Roja fueron los primeros en llegar, su personal comenzó a sacar a los heridos por el parabrisas roto del camión. Para trasladarlos a las ambulancias tuvieron que pasarlos en camilla por debajo de los carros del tren y por las escalerillas.

El tren se había detenido a media auto­pista lo que provocó que, tanto de un lado como del otro lado del crucero, se detuvieran gran cantidad de vehículos cuyos tripulantes se bajaron a observar las dra­máticas escenas

“Quejidos de dolor se escuchaban de la mayoría de los heridos que, mientras no po­dían ser trasladados en las ambulancias de Rescate y Primero Auxilios del Seguro So­cial y Cruz Roja, porque estas no se daban abasto, fueron tendidos en el pasto y en sus rostros y en todo el cuerpo se observaron heridas contusas”, dice la publicación.

Entre dramáticas escenas fueron iden­tificados los fallecidos: Lourdes Galindo Tenáhuatl, de 32 años; Gabriela Sánchez Gutiérrez, de 33, hija de María Cruz Gutié­rrez, de 63 años; Arturo Orea Arana, de 8 años; Nicolás Mora Quintero, de 35; Sebastiana Méndez de Mora, de 48; Ana Ma­ría Ramírez de Flores, de 35; José Hernán­dez Jasso, de 60; Roberto González Cruz, de 24 años; además de cinco no reconoci­dos que fueron llevados a la delegación y otros más al Hospital Civil.

Declara el culpable

El autobús Flecha Verde que se dirigía a San Pablo del Monte, era conducido por Antonio Mora Zambrano, a una velocidad de 70 kilómetros por hora, esto junto con el exceso de pasaje que llevaba el camión, habría hecho imposible que frenara.

El tren había salido 10 minutos antes de su terminal, ubicada en la 12 Poniente y 11 Norte, con dirección a la Ciudad de Méxi­co, llevando como maquinista a Enrique Aguirre, quien en su momento declaró que el camión se había atravesado sin ninguna precaución y sin dar muestras de qué el chofer hubiera pretendido frenar.

De acuerdo al peritaje formulado por la Policía Federal de Caminos, la responsabilidad del accidente fue del chofer por no hacer alto frente a una vía férrea. Ade­más del exceso de pasaje, se señaló que el autobús carecía de seguro de viajero y de inspección mecánica.

Contrario a lo que pudiera pensarse, el chofer de la autobús no es escapó del lu­gar sino esperó a que llegara la policía, que por cierto, llegó justo a tiempo antes de que lo lincharán las personas que fueron testigos del hecho.

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Al interior de una patrulla y mostrando un visible shock nervioso, el chofer decla­ró al reportero de esta casa editorial, que tenía 33 años de edad y cinco años de ma­nejar autobuses. Dijo también que el due­ño del camión Pablo Corona, lo había abordado por la mañana cuando salió de misa en San Pablo del Monte, para pedirle que trabajara el autobús número 3.

El accidente dejó quince personas muertas, entre ellas menores de edad. Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla



Asimismo, agregó que alrededor de las 15:20 horas, salió de la terminal de autobuses Flecha Verde que en ese momento se encontraba en la 24 Poniente, por la iglesia de El Refugio. También aseguró que iba a 50 kilómetros por hora, y advirtió que, cuando llegó al crucero de Hueyotlipan no pudo frenar porque fallaron los frenos, causándose así el fatídico accidente.

A pesar de qué el antiguo crucero de San Felipe Hueyotlipan era sitio constante de percances, ninguno fue parecido a este mortífero accidente que causó enojo e indignación de la sociedad y de los diferentes sectores que levantaron un clamor de protesta, sobre todo porque al día siguiente se observaron las mismas escenas de camiones retacados de personas viajando como sardinas, lo que reflejó la irresponsabilidad de las autoridades correspondientes.

Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla


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