Puebla comenzó a crecer hacia la periferia durante la década de los años cuarenta. En ese entonces, una serie de cruceros ferroviarios ubicados al norte de la ciudad, atravesaban calles o avenidas que muchas personas utilizaban para trasladarse diariamente a sus poblaciones.
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Hacia la segunda mitad del siglo XX, múltiples fueron los accidentes que se registraron en dichos cruceros ferroviarios. La razón principal era que los conductores de autobuses no hacían paro total de sus unidades antes de cruzar las vías.
“Trenazo en la Calzada Zaragoza: Un muerto”, se lee en el encabezado de la edición del domingo 16 de marzo de 1975, de este diario, El Sol de Puebla, cuando informó a la sociedad que un tren había arrastrado a una combi, en el crucero de la Calzada Ignacio Zaragoza.
A las 6:00 horas del sábado 15 de marzo un tren con destino a Oaxaca había salido de la Estación Nueva, ubicada al norponiente de la ciudad. Cuando pasaba por el crucero de la Calzada Ignacio Zaragoza, justo a las 7:05 horas, embistió a una camioneta Volkswagen Combi que no respetó su pasó.
Así ocurrieron los hechos
La camioneta Combi, con placas de circulación 757-BCG de la Ciudad de México, iba tripulada por dos varones. El chofer, Agustín Robledo Delgado, dijo que al atravesar la vía no vio que el tren se acercaba al crucero.
No lo vio, o no lo quiso ver, porque Ignacio García Montaño, el maquinista del tren 108 que arrastraba la máquina diesel 5851, aseguró que poco antes de pasar por el crucero toco el silbato para anunciar el paso del convoy. Dijo que al llegar al crucero observó que algunos vehículos se detuvieron, pero la Combi intentó ganarle el paso al tren y por eso se llevó a la camioneta de su parte delantera arrastrándola unos 200 metros, hasta que el ferrocarril se detuvo totalmente.
La Combi transportaba balones de fútbol y materia prima para la elaboración de los mismos. Venía procedente de Tehuacán y se dirigía a Cholula. El conductor de la camioneta se había desviado de su ruta normal para evitar pasar por la Garita de Tránsito, porque estaba cometiendo una infracción al transportar el material que llevaba en la camioneta, que no era un vehículo adecuado para ello.
Las víctimas del percance
Cuando los socorristas de la Cruz Roja llegaron al lugar de los hechos, encontraron aún con vida al occiso y lo trasladaron de inmediato al Hospital Universitario, en donde falleció. El levantamiento del cadáver fue practicado por elementos de la Cruz Verde.
La víctima era un caminante que se encontraba en el momento y lugar equivocado. Por la apreciación del cadáver se supo que perteneció a un masculino de tez morena, pelo negro chino, cejas pobladas y complexión regular; medía 1.75 metros de estatura y tenía alrededor de 18 años. Vestía pantalón color rosa, playera azul y suéter café.
El chofer y el otro ocupante de la combi también fueron trasladados al nosocomio. Estaba gravemente herido, Raúl Álvarez Salmorán, quien tenía 45 años y era vecino de Tehuacán. Agustín Robledo, el chofer, quedó en calidad de detenido y como presunto responsable por el delito de homicidio imprudencial y lesiones.
Las diligencias correspondientes fueron practicadas por el agente del Ministerio Público, Manuel Zenteno de la Rosa, comisionado en la inspección de Policía, quien encontró la camioneta semidestrozada en incrustada en la máquina del ferrocarril dañada, a 200 metros del crucero.
Conductores irresponsables
Ferrocarriles Nacionales de México atribuyó éste y los demás accidentes en los cruces ferroviarios registrados en esa época, a la irresponsabilidad de los conductores de automóviles que no hacían paro total de sus vehículos en las vías.
La empresa aseguró que en todos los cruceros estaban instaladas señales muy visibles con la leyenda “Alto total antes de cruzar la vía” para prevenir a los conductores, quienes hacían caso omiso del Reglamento de Tránsito y cruzaban la vía sin asegurarse que no se aproximara un tren. Aseguró que muchos, en lugar de detenerse, al percibir que se acerca un tren, irresponsablemente tratan de ganarle el paso a la máquina.
El representante de Ferrocarriles Nacionales de México, también aseguró que, en los cruceros más peligrosos, que era en donde constantemente pasaban los trenes, existían sistemas de luces centinelas y alarmas, así como guardias vías, es decir, personal que se dedicaba exclusivamente a detener el tránsito de vehículos cuando se aproximaba un convoy.
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De igual forma, solicitó a los automovilistas que cumplieran el Reglamento de Tránsito al hacer paro total de sus unidades para evitar accidentes. E instó a las autoridades municipales para construir pasos a desnivel en todos los cruces ferroviarios y evitar percances.