“Me quieren matar, mi familia corre peligro, mejor me mato yo mismo”, gritaba bajo los influjos de las drogas un hombre identificado como Darwin N, quien trepó el jueves por la noche hasta la azotea de un edificio en la unidad habitacional de San Bartolo para amagar que se aventaría. Luego de 12 horas de permanecer en el sitio, corrió por la cornisa y cayó al vacío, pero para su fortuna sobrevivió al golpearse con una antena de televisión de paga que amortiguó la caída y sólo resultó lesionado.
De acuerdo con testimonios de los vecinos, fue alrededor de las 22 horas del jueves que el hombre, del que dijeron no es residente de la zona, de alguna forma se metió al edificio E-31 de la Plaza Almendra y llegó hasta la azotea; la gente se percató que pretendía aventarse.
Con el fin de que se evitara una desgracia, no dudaron en llamar al número de emergencias 9-1-1 y poco después llegaron paramédicos de Protección Civil Municipal y Bomberos del Estado y aunque hablaron con el varón para disuadirlo de sus intenciones, él se negó a recibir ayuda e insistió que lo querían matar y también a su familia.
Los rescatistas se dieron cuenta que se encontraba intoxicado.
En un momento dado, el sujeto se mostró agresivo e insistió en que se marcharan pues se iba a quedar en el sito a dormir.
El hombre de unos 40 años efectivamente se quedó inhalando solventes y fue alrededor de las 7 de la mañana ya del viernes, cuando los vecinos se dieron cuenta que seguía en el sitio y que seguía amagando con aventarse; además de que les arrojaba piedras y trozos de ladrillos a las personas que pasaban por el sitio.
Los condóminos de nueva cuenta llamaron a los cuerpos de emergencias y a su llegada, volvieron a implementar un dispositivo para rescatar al varón, mientras desde abajo y con una lona grande, paramédicos de Protección Civil y bomberos sostenían una lona con la que amortiguarían la posible caía del suicida.
Cabe resaltar que en el sitio estaban tres camionetas descompuestas: una Ecoline blanca con franjas verdes, una Windstar color vino y una Aerostar de color negro, cuyos propietarios no las movieron del lugar, lo que representó un obstáculo para los rescatistas, quienes tenían que maniobrar en un angosto pasillo por debajo de la marquesina, la cual obstruía la visibilidad y dificultaba saber el punto por donde probablemente se aventaría la persona.
Fue así que faltando pocos minutos para las 11 horas, Darwin de manera intempestiva, corrió por la orilla de la marquesina, perdió el control y finalmente cayó al vació desde una altura aproximada de 10 metros.
En el trayecto y a unos metros del suelo, el hombre se pegó en la antena de televisión de paga de un departamento del primer piso, lo que amortiguó en algo el golpe para que no fuera de lleno contra el concreto, ante la mirada aterradora y los gritos de decenas de curiosos, además del asombro de los rescatistas que por más que corrieron con la lona, no pudieron llegar al punto de la caída.
De inmediato los paramédicos lo atendieron y le brindaron los primeros auxilios al varón que al parecer presentaba fracturas.
Mientras tanto, los curiosos se acercaron a observar al hombre, al tiempo que gritaban “déjenlo que se muera, no lo atiendan, se quería morir…, además él quería matar a la gente aventándoles piedras…”.
En esos momentos llegó una mujer que dijo ser su mamá, vecina de la colonia Geo Villas del Sur, quien reveló el nombre de su hijo del que solamente refirió vive en la Ciudad de México y que había llegado el jueves para visitarla, pero que como es adicto a las drogas y el alcohol, se salió de su casa y no supo de él hasta la mañana del viernes que vio las noticias y lo reconoció.
Darwin, pese a la fuerte caída, no se quejaba de dolor alguno, solamente gritaba que le dieran agua, pues seguía bajo los influjos de las drogas; fue subido a la ambulancia de Protección Civil y acompañado de su madre, lo trasladaron al hospital de Traumatología y Ortopedia del Sector Salud para quedar en manos de los especialistas de la medicina, sin que hasta el cierre de esta edición se conocieran las lesiones que sufrió por la caída.
Lo único cierto, es que el hombre de unos 40 años había sobrevivido a la caída.