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Al llegar a “Canto del Bosque”, uno de varios ejidos que desde hace unos pocos años se han abierto al público en los bosques de coníferas de Nanacamilpa, lo primero fue comer algunos antojitos que ahí se ofrecen: tlacoyitos, sopes, quesadillas, esquites, atole, agua de avena y otras ricuras, mientras caía una granizada.